Renacido de las cenizas, encontró un amor
ista de Ca
erdo el viaje, solo la sensación de mi corazón tratando de salirse de mi pecho. Irrum
pantoso tono blanco, sus respiraciones
os flotando sobre ella, aterrorizada de tocarla, de lastimarla más. Busqué a t
ador-. Es hora pico, es l
i madre no te
reunirse en el pasillo, a
ojos escudriñando sus rostr
a. Gámez de al lad
z baja-. La elegante. Le estaba gritando a
e tiñó de r
del elevador. Llevaba una bata de seda insinuante e inapropiada, su
Qué terrible lástima. Parecía tan agitada cuando me vio salir del departa
taba culpando del colapso de
scamente afuera. Corrió hacia el edificio, su rost
ndome a él como mi última esperanza-. Tenemos que lle
staba tejiendo su
entaba entrar a mi departamento. Estaba tan asustada. -Señaló con un dedo temblo
o en el suelo. Vi el cálculo en sus ojos, la ponderac
ogué, mi voz quebránd
reciéndose con impaciencia. Me quit
Francia está aterrorizada? La ambulancia
rodeó con un brazo reconfortante los hombro
miró por encima de su hombro. Encontró mi mirada, y u
cruel que había
nando en el pasillo. Rogué. Supliqué a los vecinos, a cualquiera que quisiera escuchar. Final
pital, pero era
octor fueron una s
todo lo que pudimos. Si hubiera llega
min
ario de Francia por encima de los diez minutos
se en un rugido sordo en mis oídos. No podía respirar. Los vi llevarse s
ágrimas silenciosas trazaban caminos por mi cara. No sentí duelo. No s
ente había enchufado para mí, se iluminó con un mensaje de tex
ó la competencia. No te preocupes, c
o crudo y gutural de pura agonía y rabia. Lancé el teléfono contra
elo, el vacío dentro de mí finalmente dando pa