La red de mentiras de mi esposo multimillonario
lia
afilada como el hielo astillado. Miró fijamente a la oscuridad donde yo es
un depredador que ha olido una amenaza. Entrecerró los ojos,
mil
costoso mecanismo suspirando suavemente en la calle silenciosa. Caminó hac
, su tono una extraña mezcla de preo
mi voz temblando con una rabia que no sabía que pose
volviéndose una bufanda de seda alrededor del cuello. Se
de creció. Es tan... rústico. -Me miró, sus ojos muy abiertos con fingida inocencia-. Lamento mucho lo
tando su actuación-. Simp
en sus ojos antes de que enterrara su rostro en el pecho de K
costoso traje-. Solo estoy t
éndola, acariciando su cabello. Me miró por encima
iciente. Está trat
azón, que pensé que ya se había hecho añicos, par
as resonando en las paredes de azulejos mientras me sujetaban. Dalia, con una sonrisa de suficiencia
durante años. La había ocultado, avergonzada, hasta que conocí a Kilian. Él había sido quien tom
? -había exigido, su
u nombre, él hab
ti. Haré que pague por ca
enamorado del mismo monstruo que había jurado destrui
raba con ese familiar ceño impaciente-. ¿Vas a quedarte ahí parad
ágrimas de su pecho. Sus ojos, sin embargo, estaban fríos y afilados por la victoria-. P
ble alrededor de mi vieja cicatriz. Fue un movimiento pequeño, casi imperceptible, per
pentino hizo que Dalia perdiera el equilibrio. Tropezó hacia atrás con un grito teatral
er, me vio apartarme, y su mente, nublada por su
la había