Siete años de engaño, ahora una reina
Sofía
, el mundo fuera de las ventanas polarizadas se sentía como una película de la que ya no formaba parte. El abogado, un hombre de rostro amable llamado Arturo, lo había arre
shock y dolor. Padre. La palabra era un p
los motores del jet era una fuerza física, mi viejo teléfono, el que aún
juicio, mi pulgar se
o de Jimena, pero ella no estaba a la vista. La habitación estaba impecabl
que solía sentirse como un hogar-. Solo para saber cómo est
il, tan practicada. Me
Alejandro -dij
na pantomima perfecta de arrepentimiento-. Te prometo que t
o. El aniversario de un ma
, las palabras sabían a vene
a única para mí. Si alguna vez te traicionara, merecería perderlo todo, que me partier
ostro, el rostro que había a
jo, lanzando un beso a l
entregué al asistente de
n sueños de puro agotamiento. Me desperté con el
ortaleza ultramoderna y expansiva tallada en la ladera de una montaña, con vist
juta. Pero sus ojos... sus ojos eran de un tono de azul sorprendentemente familiar. Mis ojos. Se quedó allí, mirándome, su rostro
u voz áspera por e
salieron en una marea de sollozos. Me tambaleé hacia adelante y él me atrapó, sus brazos sorprendentemente
ccidente de laboratorio que él creía que no fue un accidente. Temiendo por mi seguridad, me había escondido, pero las person
oyo incondicional. Estaba furioso por lo de Alejandro, su rabia protect
ra vez en días-. Se llevó mi trabajo, mi nom
ndiéndose por su rostro. -Igual que tu m
dora fantasma con antecedentes penales. Era Sofía Valdés, heredera d
fantasma bajo mi nuevo nombre. Alejandro, en su arrogancia, nunca se había molestado con los detalles legales. Había dejado toda la propiedad intelectual bajo el nombr
repararme para mi deb
las ventajas de tener un padre multimillonario que compartía mi pasión por la velocidad y la ingeniería. Necesitaba de
haber movido algunos hilos para averigu
iera pasado-. Quería sorprenderte. Un poco de diversión de anivers
estra vida, de hacer parecer que todo esto era perfectamen
palabra, dirigiéndome directamente a la cápsula de simulación. Me abroc
andro, su voz metálica a través
a dinámica del vehículo, el códig
sula. Frunció el ceño, su lenguaje corporal se tensó. Se alejó unos metros, de espaldas a mí, su voz un murmullo baj
spiadado capitalista de riesgo que s
os de suela blanda silenciosos sobre el pulido suelo de concreto. Me moví hacia la
. La fusión está en una etapa crítica. No podemos permitir que su pasado sal
ena ajustó los parámetros. Un pequeño fallo. Un susto. Suficiente para que pierda el bebé. Un trágico accide
do se
un intento de asesi
al rojo vivo que quemó hasta el último vestigio de amor, cada piz
imulador, mi rostro una máscara de furia helada. Me abroché de
ó, su voz volviendo a s
de inicio. La cápsula cobró vida, la cúpu
talla parpadeaba, mostrando errores críticos. La carretera por delante, un traicionero paso de montaña que c
stes de
kilómetros por hora. El impacto fue una explosión virtual de luz y sonido que sacudió los huesos. En el mundo
mis brazos envolviendo mi vientre, un intento inú
mundo en la oscuridad fue la voz de Alejandro, teñida de pánico falso, grita
ola detrás de él, protegiénd