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Siete años de engaño, ahora una reina

Capítulo 2 

Palabras:1110    |    Actualizado en: 30/09/2025

Sofía

a segundo una eternidad de gritos silenciosos. Cuando finalmente me levanté, sentía las extremidades pesadas,

multimillonario de la tecnología de una era pasada, una figura tipo Howard Hughes que había desaparecido de la vida

no era un error. Era la ve

os, o gente que creía que eran mis amigos, enviándome enlaces a la

ero que no reconocí. Mi pulgar s

l monstruoso diamante brillando bajo un candelabro. Su sonr

leada. Y parece que tenía raz

meses. Un delicado brazalete de diamantes. Dijo que era un bono por su excelente trabajo. Incluso sugerí el diseño, pensando que

mentos de vidrio. Sonó otro mensaje, esta vez un correo electrónic

desarrolladores de software más elitistas del mundo. Los que trabajaban en las sombras, los verdaderos genios detrás de la tecnología global.

Tech durante años», decía el correo. «Su talento no debería pe

a hora en que mi vida se hizo pedazos, una puert

te. «Acepto. Sería

a en el páramo helado de mi corazón. No e

todo era una mentira. Pensé en el bebé. Mi bebé. No de él. Nunca de él. Mi mano desca

desesperado y demente a un trozo de escombro flotante, pero era todo lo que tenía. Encontré el bufete

timbre, su voz tran

voz sonando hueca y distante-. Rec

ose más cálido, casi reverente. -Señorita Herrera. Hemos est

entía extraña en mi lengua-.

adeza-. Federico Valdés es su padre biológic

ultimillonario de la tecnología. Era demasiado. Era imposible. Pero en un mundo donde mi mat

s palabras arrancándose de mi garg

u voz firme y tranquilizadora-. Los recursos de su pad

ños, A» escritas con cuidadosa caligrafía de chocolate. Con una oleada de furia helada, lo levanté y lo arrojé contra la pared. Se estrell

, Ale

, discos duros y los pocos artículos personales que eran verdaderamente míos. Justo

mena. Era

nrojado y engreído. Estaba en una habitación de hotel, apoyada en almohadas, vistiendo una de las

que no verá esto

aro que no, tonto. Cree que soy su dulce y pequeña protegida

z, teñida de una diversión perezosa que me cortó más profundo que cualquie

eo se

e solo una traición. Fue una conspiración. Habían estado trabajando juntos, riéndose de mí, usando mi confianz

Cuánto tiempo hab

camino de entrada rompió el silenci

é haci

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