Peón en su retorcido juego de amor
a del intocable Braulio Garza. Mi sueño de ganar la Be
ó mi vida de la noche a la mañana. La beca se
ar la horrible verdad detrás de un seto. Él había orquestad
Durante dos años, el hombre apasionado que venía
en su juego enfermo; un cuerpo para que Hernán usara mientra
estaba bien. Me repudiaron por avergonzar a la f
ero mientras las luces de la ciudad desaparecían debajo de mí, hice un jurament
ítu
Alici
nía mi cara, mi voz y mi cuerpo.
la Beca Centenario me había enviado un correo electrónico, escueto y formal, retirando mi invitación a la entrevista final. Mi sueño, po
usurros me seguían por los cuidados senderos del campus. Las miradas, antes llenas de admiración, ahora contení
aba encontrar a Braulio. Él arr
o de dinero viejo que parecía repeler el aire que yo respiraba. Me dejó entrar un miembro de la fraternidad con
de detrás de un seto perfectamente esculpido, car
ermosa y ambiciosa socialité que había sido la sombra de Braulio desde que usaban pañales-. La forma en que se veía tan
as. Me apreté contra el seto, l
tranquila y mesurada, estaba teñid
endra. La beca siempre fue para
n se encargara de la parte... física? Absol
descuidado y hedonista. Hernán Garza. El hermano gemelo idéntico de Braulio, el imp
rincesita mientras yo jugaba con la becaria. No es mala en la
se me vin
ración superficial. Una oleada de náuseas tan poderosa que tuve que taparm
ono goteando diversión-. Esa es la mejor parte. Tuve que transferirme de mi
avizándose a un tono que nunca, ni una sola vez,
pesa de triunfo-. Y ahora, nada
i vida, la realidad misma que había habitado durante los úl
a una m
os recuerdos, antes tan preciosos, ahora pasaban por mi mente como esc
hermoso, inalcanzable, un dios entre mortales en el mundo de la Anáhuac. Era el heredero de la fortuna de Grupo Garza Internacional, una leyenda d
a. Conocía mi lugar. Mantenía la cabeza gacha, enterrada en los libros, mi
ecto. Aparecía en la misma cafetería. Empezó a acompañarme de regreso a mi dormitorio. Era reserva
suave resplandor de una fa
baja-. No puedo dej
mi pecho. Yo, Alicia Gómez, estaba siendo vista por Braulio Garza. Di
l departamento fuera del campus que insistió en conseguir para nosotros, era una persona completamente diferente. Apasionado. Exigente. Casi salvaje. Sus manos conocían mi cu
s muestras públicas de afecto. La presión de su apellido lo hacía cauteloso. Inventé ci
, la verdad se estrelló sobre mí
n el que tenía debates intelectuales,
erpo conocía tan bien como el mío, a quien le hab
r una beca para la mujer que ambos amaban. Era un cuerpo sustituto para que Hernán us
labios. Me tapé la boca con la mano,
que es
mino de piedra, cada paso un eco de mi corazón destrozad
ente. Era mi madre. Me apresuré a con
lmente enojada-. Tu padre y yo acabamos de verlo. El video. ¿Cómo pudiste? Después de
ágrimas corrían por mi cara-. M
os vecinos están murmurando. Tus primos han estado llamando.
ue había estado tratando de ganar toda mi vida. Había pasado años siendo la hija perfecta, el trofeo académico
ía y final-. Irás a casa de tu tía. Te quedarás allí hasta que este escándalo
ea se
ededor. Traicionada por mi amor, usada por su hermano, desecha
ro se apoderó de mí, exting
sterr
la que nunca