Peón en su retorcido juego de amor
Alici
sor Alarcón, mis nudillos apenas haciendo ruido. Un nud
ela
iatamente en la persona sentada en la silla frente
a Kau
e segundo, vi un destello de triunfo puro y sin adulterar en sus profundidades, un brillo engreído y depredador. L
saludó. Simplemente golpeó dos trabajos encuadernados sobre
ligrosamente baja-. Quizás una de ustedes quiera ex
is. Y otra, con el nombre de Kendra en la
o entre nosotras-, que la deshonestidad académica es el pecado más grande en esta
voz temblando artísticamente. Parecía al borde de las lágrima
. Mi trabajo. Mi investigación. Mis palabr
surro. Mi propia garganta se sentía apretada
e frotó las sienes, u
e pruebas. Borradore
Kendra rápidamente, sus o
l, la puerta de la ofi
o Garz
un objeto insignificante en la habitación. Sus frío
. La vi escribir cada borrador. -Hizo una pausa, luego su mirada finalmente, brevemente, se posó en mí, desprovista de toda ca
ra clara. Devast
nó por completo. El profesor Alarcón miró a Braulio, el prodigio de la escuela de negocios, el heredero de
Estoy más que decepcionado. ¡La tomé bajo mi ala! ¡Creí en us
uería chillar. Ya me quitaste mi beca. Me quitaste mi dignidad. Tomaste m
mancha en su historial, para asegurar que su camino fuera impecable. Y
a la del chico de oro y su princesa. Ya estaba condenada. El dolor era tan a
larcón, su voz más tranquila ahora, pero teñida d
mí. Me sermoneó durante lo que pareció una eternidad, sus palabras sobre integridad y honor pasá
na marca por conducta académica indebi
mo un zombi, mi alma
contra la pared del pasi
s pies clavad
desgarro seco y áspero en el s
, su expresión tan im
r de tu tesis que vio en mi laptop -dijo, como si
ágrimas, la culminación del trabajo de
eniendo esa lógica fría e irritante-. Y tú... bueno. Ya estás lidiando con este escánda
e ya no
finalmente destrozó lo último que quedaba de mi compostura. Un sonido se
en idea de lo que me han hecho? -Las lágrim
ligero ceño frunció su frente. Estaba acostumbrado a mi tranquila sumisión, a mi admirac
azo-. Es una cosa pequeña. Te llevaré
un atizador al rojo vivo, apar
-. ¿Crees que una cena puede arreglar esto
as, mis pulmones ardiendo. Tenía que alejarme de él, de e
o que estaba pensando. Estaba pensando que estaba exagerando. Estaba pensando que estaba siendo difícil. Después de todo, en
lloraría un poco y est
rizar el último átomo que quedaba de