Peón en su retorcido juego de amor
Alici
podía obligarme a comer. La comida sabía a cenizas en mi boca. Mi mundo se había reducido a una serie
r de Braulio fue ir directamente a
dad -le dije a la mujer de mediana eda
, sus gafas posa
lástima. Sabía quién era yo. Todos lo sabían-. ¿Estás segura, hij
ándalo... y ahora un cargo por conducta ac
o se ent
cesarios-. Tomará unos días para que el decano firme todo. Hasta entonces
der, tomé los form
onómica y arte renacentista, las voces de los profesores un zumbido s
s estudiantes corrían, sus rostros iluminados con la emoción morbosa que siempre ac
creer que sea
Kendra Kaufmann
de fútbol americano d
había sido golpeado hasta la sumisión entumecida, dio
una llama que ya la había q
o, usualmente impecable, había desaparecido, su corbata estaba torcida y su rostro estaba contraído en una máscara de furia fría
udiantes esta
Kendra una interesada que hizo q
bía visto a Garza perder la calma
. Pobre Alicia Gómez. Probablemente
entira, una actuación para el beneficio de Kendra, pero aun así dolía. Dolía ver la pasión de la
Kendra irrumpió entre la multitu
o hagas esto! -gritó, rodeando su
reemplazada por una expresión de ternura feroz y protectora. Soltó al jugador de f
, su voz baja y urgente, sus pulgar
era. Me había mirado a través de mí. Había dejado que su hermano me tocara, me abrazara, me poseyera en la oscuridad por
ca que pudiera haber estado albergando murió e
ión vaciló por un segundo, un destello de algo complejo, ¿molestia?, ¿culp
palda, a ellos, a todo el sórdido es
. Sabía que
a noche, env
la llave giró en la cerradura. Hernán entró pavoneá
ose en el borde de la cama-. Es
palda, subiendo las sáb
y can
ando mi cintura-. No escuches lo que dice la gente. Y no te enojes por la pelea. Braulio
con la que ambos estaban obsesionados. La audacia de ello era impresionante. Era
in sentido me bañaran. No tenía la energía para luchar, para
scencia, porque su mano comenzó a vagar,