Cuarenta y nueve libros, un ajuste de cuentas
de Arturo. Él intentaba calmar a Julieta, que aho
a ellos y levanté la pequeña placa que había
esto? -exigí, con
iendo aún más. Miró a Julieta, un destello
ste esto en la b
ta se abrieron co
r hermoso -tartamudeó-. Pensé... pensé que a tu m
de mi madre de nuevo, era asombrosa. Era como si me estuvi
de su memorial se convirtiera en una lápida para
. ¡Era mi bebé! ¡Tú no lo enten
ó habérselo contado. Ese dolor sagrado y privado entre un esposo y una esposa, lo había
ro de mí
o la abofeteé. La agarré por el pe
la suya-. Nunca volverás a pronunciar el nombre
Arturo! -gritó Juliet
or los hombros, tr
de Dios, suéltala!
rendente y estrellé a Julieta
mi voz temblando de rabia-.
s que no ofrecieron resistencia. Antes de que pudiera reac
el aire, asentándose en su cabel
on los ojos desorbitados por el shoc
las cenizas, manchándolas en vetas grises sobre sus meji
de incredulidad y horror-. ¿Qué te pasa
r con sus brazos a la patética criatura cubi
ente tranquila, escalofriantemente clara-.
¡Estaba de luto! -gr
sonido hueco-. ¿Crees q
vista, su rostro
sí! ¡Era t
rlo cuidado mejor -dije
el copiloto. Saqué el sobre manila que e
e sobre el cofre del coche de Arturo
eguntó Arturo, con
s la verdadera razón por la que tu padre le pagó para que desapareciera hace
ión. Era un informe veterinario.
más rápida. Arrebaté el más condenatorio del
o estudiantil que detallaba cómo solicitaba donaciones para animales enfermos y luego se embolsaba el dinero. Varios de los animales a su "cuida
-dije, mi voz cortando el aire-. Ell
to. Miró a Julieta, que ahora negaba con la cabeza v
está inventando! ¡Está celos
de nuevo al informe. La verdad estaba amane
erto, Juliet
nes que creerme! -suplicó e
contacto como si
de sus antiguas compañeras de piso y un cheque cancelado de tu padre para ella, fechado una semana des
pasado creyendo que era víctima de un patriarca cruel y clasista. Todo había sido un
imera vez. No como el amor perdido de su juventu
s cenizas del animal que