La esposa del Presidente
ntó Rose, con la voz serena pero
n la forma en que apretaba los labios, bajó
han
todo. Claro que se habían ido
a decir Clarisa, pero no
una pequeña sonrisa am
o estaba. Sus padres no estaban. Su hermano menor tampoco. Las personas que debían ser su apoyo en un dí
inquieta, visib
nte las falsedades de una mujer tan viciosa como Isabel. ¿Es que no ven lo que está haciendo? Siempre es la
iones, las conversaciones en risas, y las risas en burlas. Los medios estarían disfrutando
n serena pero sus ojos brillando con un
vidad-, por favor, ayú
a, pero al final asintió
a -advirtió antes de girarse y salir de la
adueñó del luga
parecía una eternidad, Ros
ido de su celular
he
perando una respuesta comprensiva, quizás esperando que ella dijera "lo entiendo". Pero Rose no hizo el intento
lentamente, dejando que la delicada tela resbalar
mirar su reflej
n solo error, el cabello en perfectas ondas. Pero debajo de esa fachada sin emociones, su co
recía im
pie y decidió sa
.
de cuero negro estaban impecablemente cuidados, y el ambiente se mantenía en un si
r Ministro de Forwill estará aquí a las 9:30 de esta noche. Cuando llegue el mome
imponente, aunque no pronunciara muchas palabras. Su postura era impecabl
, sin apartar la mirada del docum
ción. Su presencia sola imponía respeto, y su mad
levemente, observando la multitud reunida en el exterior. Con un
inmediato, sorprendido
ró, sin poder disimu
sucede
fija en el castillo durante
es est
procesar la pregunta antes
l, por lo que lo llaman el "Castillo del Amor". Actualmente, se está llevando a cabo una boda entre dos de l
a y luego preguntó c
entrar y ech
aún fija en la edificación. No mostraba em
l rostro con indif
y nece
sta con fria
am
el chofer de inmediato
del bullicio de la boda. Sin embargo, al adentrarse en el
na inquietante calma, a excepción de
mientras observaba la escena con distancia. A unos cien metros, una muje
presión estaba perdida, como
se alzó
s, estaban rotos, como un cristal
sobre sus hombros. No llevaba velo. No tenía coronas de flores ni joyas
e, dándole un aspecto etéreo, casi irreal. Era como un
rada fija en ella, p
sp
tuvo el auto
tó la vista y siguió la dire
r de blanco, sus ojos s
voz reflejaba su incredulidad-. No de
vagando sin rumbo en la parte trasera del castillo, le
tra pregunta, pero su jefe lo int
la con
recorrió la es
, pensando que tal
n del hombre per
e escu
iva y miró nueva
l vestido de Rose, dándole una apari
os estaba p