La esposa del Presidente
anunciado como la boda del año. Las dos familias más influyentes de la ciudad, los Hamilton y los White, estaban a punto de unir sus destinos en una ceremonia que prometía des
ía pasado con creces y no había señales de la novia ni del novio. Las cámaras de los medios de comunicación, posicionadas a un costado, comenzaban a captar todo lo que ocurrí
z al fondo de la sala, y rápidamente la
ijo otro invitado, tocan
sucediendo. Entre las especulaciones, una de las más comentadas fue la de un periodista que m
en voz baja, dirigiendo su mirada hacia un grupo cer
ilton, había desaparecido cuando era solo una niña. Durante años, su familia vivió sin saber qué había pasado con el
ja del hermano menor de Henry Hamilton, había sido la heredera natural de la familia. Isabel y Asher White, el prometido de
o a la rivalidad que se había desatado entre las dos primas, cuyas vidas, hasta ese m
tó otro invitado, sus palabras llenas de morb
un momento, y luego la conversación continuó, l
ió que ella sería la esposa de Asher -dijo una mujer, mirando alrededor mientras tomaba un sorbo de su copa. -Fue Walter, el herman
ntervino con un
si fuese un accidente que nunca debió ocurrir. Y aunque ahora está aq
ras los murmullos aumentaban en intensidad. N
tigiosa, pero parece que no ha encajado, ni con su familia ni con su sociedad -
nrisas forzadas y las palabras crueles, todos sabían que algo no estaba bien. La gente miraba hacia las pue
ue la mayoría de la ciudad esperaba no solo había sido suspendida, sino que también se había convertido en una repre
co abrazaba su figura, su velo caía sobre sus hombros como una caricia etérea, y sus manos, descansando sobr
stro de piel blanca, y sus ojos avellana, usualmente serenos, reflejaban una tristeza profunda. No era l
in respuesta y suposiciones se extendían entre
amiga, entró con expresión furiosa. Su vestido de dama de honor se ceñía a
tan importante, Asher decide retrasarse por tanto tiempo
o se mantenía impasible, casi como si estuvie
va a llega
rendida, su enojo dio
uir del compromiso? -pregu
sobre sus labios con calma. Sus movimientos eran mecánicos, como si el ac
a estaba encendida. Clarisa se inclinó apenas y su mirada
oy en el hospital. Espero lo entiendas. ¿Pod
habitación se
, como si intentara procesar lo que acababa
Esto es una broma, ¿verdad
sa con una delicadeza que contrastaba
Clarisa -dijo
Solo la resignación de alguien que, desde hace mucho, entend