El Grito Silencioso de la Esposa Sustituta
forzada a casarse con el multimillonario Fletcher Di
so de su crueldad y control. Ent
ucas. Mientras luchaba desesperadamente por respirar, vi a F
arrastró a un hospital para "deshacerse del
Fletcher ordenó que me azotaran hasta
que podía romper y reparar a su antojo. No era más que un
n solo segundo. Mientras me arrastraban, lo vi consolándola a ella, dándome la espalda. Esa era mi oportunidad. Me
ítu
encio de la mansión en San Pedro Garza García. Me deslicé fuera de la recámara principal, mis pi
sa loción impregnaba el aire. Mi mano temblaba mientras sacaba el celula
número d
n al prime
rré, con la
i torbellino de miedo. Era una voz que había conocido toda mi v
s saliendo a borbotones-. Él... est
impecable, con el rostro serio. Evan, quien había construido un imperio de segu
. Pero es extremo, Kiara. Lo sabes, ¿verda
seca-. No quiero volver.
quier precio. Para escapar de esta jaula dorada
. Esa es nuestra ventana. Tendré todo
etí. Se sentía co
prometió-. Te
o me invadió. La esperanza era algo peligr
n su escondite, mis dedos rozando el lomo
para irme y mi c
ándome. Llevaba un traje negro perfectamente entallado, la
cuánto tiempo l
z era suave, casi gentil, lo que siemp
mentira. Mi corazón martilleaba contra mis costill
je, tratando de mantener la
te hacia mí. Sus ojos, del color del acero frío, escudriñaban mi
o mis piernas no se mov
-continuó, su voz bajando aún más-. ¿Po
el suelo. Era la única respuesta que pare
or que emanaba de su cuerpo. Levantó una mano e inclinó
ver -m
una pequeña marca oscura que me había dejado dos n
etorcida de afecto, un recordatorio de que él era la fu
andíbula apretada. Darle la sa
ó contra la estantería, los lomos duros de los libr
se intensificó. No podía luchar contra él, no f
o y se deslizó por mi sien. -S
inclinó, su boca junto a mi oído-. No vuelvas a mentirme jamás. Y ni se
lgo. El pánico era una cosa viva
os. Me recorrió con la mirada, una le
Aislinn viene a casa mañana. Es
y amada de la dinastía Norton-Valdés. La m
ue me vi obliga
legaron a mi pequeño departamento y me dijeron que no era solo Kiara, una huérfana y una artis
vergüenza que debía ocultar
atrimonio arreglado con el multimillonario tecnológico Fletcher Dillon.
mí. La pieza de rep
fríos y calculadores. -Te casarás con él en su lugar -había dicho. No era
ranza. Esperanza de tener una fa
n tanto desprecio, con un asco tan indisimulado. Yo no era el premio que le h