La broma que la destrozó
el ceño fruncido por la molestia-. Solo está
ba protegiendo.
o -dije, mi voz pla
echando junto a la puerta,
ni siquiera estaba
do, como si sus palabras
jiste que estabas
nrió bur
aba segura de
ntro de mí se rompió. Me lancé sobre ella, con la
, su agarre como de hierro.
te! Deja de actu
e mi dolor, de mi sufrimiento,
erza se me escapó. Lo
o tener hij
n voz baja, una dec
lido de la Torre. -Las palabras eran un eco amargo de una conversación q
de comprensión, una señal de que captaba
ue vi fue
io una última y dolorosa sacudida. Se acab
los
terminemos
un salto, su ros
serio. Solo lo d
e los monstruos que vivían en ella. ¿Cómo podía hacer que me dejaran ir? ¿Qué
retó. Su expresión se suavizó. Pensó que solo estab
o. Era un gesto practicado y hueco-. Te lo compensaré. Lo que quieras. ¿Un
a puerta, claramente disgus
n que me rompiera, que me disculpara,
a, se formó en mi men
e. Lo miré directamente a los ojos-. Si tanto lo sie
mo si lo hubi
Qu
ñora de la Torre -soltó, la
e extendió por mi rostro. Era
jiste que querías pasar tu vida co
ncia de pare
para hacerte
e echó
e que una basura como tú podría c
se desvió
" es porque tú orquestaste un ataque c
ida, luego
tiendo! ¡No
ardo se giró brus
s entrecerrados-. No vas a difamar a mi hermana. Era una niña
os últimos vestigios de a
do su venta
! Solicitó un programa de intercam
scara de furia fría. Me agarró la barbilla,
o? -siseó-. ¿I
atoria. Mi última esperanza. Esta
rriendo por mi rostro-. No me qued
sesperación no como una súplica de libert
rás contra la almohada. Su
sin humor torciendo sus labios-. Te salvé la vida, Alaina. Tu