Cuando la Eternidad se Desmorona: La Dura Realidad del Amor
ad. El aire de la noche era frío, pero no lo sentí. Sentí
volvieron a mí. *Es lo
estaba atrapado entre su pasado y su presente. Si quería salvar mi matrimon
el coche de control remoto más grande y caro que
en la cama, luciendo pequeño y frágil contra las sáb
ué una cálida sonrisa
Soy Elena. T
caja de colo
iago, me miraron fijamente. Pero no había curiosidad
o y furioso. -¡Vete! ¡Eres la mu
e empujó, sus pequeñas mano
ticos habían desprendido su vía intravenosa. Una gota de sangre roja brillante
él apartó mi ma
ó, y me empujó de
ar el equilibrio. Al mismo tiempo, Leo, habiéndose lanzado con todas sus fuerzas, perdió el equili
ente comen
lpe y Karla entró corrie
intravenosa desprendida, el chichón que ya se f
ndo mis brazos para estabilizarme
Leo se detuvo. Su cuerpo se puso rígido y c
convulsión! -gritó Karla, su
dudó. Me dio la espalda y arrebató
s un dolor agudo y punzante me atravesaba. Caí hacia a
o corriendo de la habitación con Leo. Karla ib
lanzó una mirada. Estaba llena de ira y
ficó, un calambre feroz y retorcido. Oí los gritos frenéticos de Santiago re
ezando para que volvier
a lo
puerta, mi corazón rompiéndo
o*, pensé. *Salva
miré ha
esí se extendía por la t
o consciente fue del niño que nunca sostendría, la vida que se me escapab