Cuando la Eternidad se Desmorona: La Dura Realidad del Amor
de un número de l
id Bernal. Creo q
rm
ida en el sistema de adopción, creyendo que era huérfana, una chica sin pasado. Despué
a, e
í una respuesta, m
me enco
dos a la pantalla. Pero n
encio en la mansión era ensordecedor. Cada tic-tac del re
puesta del misterioso David
de las d
deado por la mañana se extinguió lentamente. L
no volv
veces que había llegado temprano a casa solo para cenar conmigo. La forma en que m
vida. Ahora, solo había
que yo despertara y volvía a casa mucho después de que yo hubiera caído en un
nte agonía. El hombre que solía notar si me cambi
él. No podía vivir así, en es
e estar a oscuras. El reloj dio las dos a
o. Se aflojó la corbata
rta? -Sonaba cansado, no enojad
os hablar,
nque mi corazón martille
do contigo y...
na mano por el pe
na. Solo a t
, pero se sentían
Karla lo que quiera económicamente para asegurarme de que reciba la
o, la culpa. Pero también lo vi alejándose, construyendo u
pregunta se escapó de mis labios antes
n. Observé su rostro, ate
Fue un error. Algo de una sola vez. Nada má
, tan poderosa que casi me m
ntre plano. Estaba a punto de decírselo, de co
iago,
sistente cortó el si
su expresión cambiando inmedi
Voy par
viéndose hac
Creen que podría estar rechazan
a. Ot
a del hombro, con la mano en el
abía
y vacía sala de estar, mi
urré al espacio vacío
or mi mejilla. Algo dentro de mí supo, con una certeza escalofriante, que nuestr
egalo en mi mesita de noche. Dentro había un collar
a. Te lo compens
blandó. Lo estaba intentando
vi. El mismo collar exacto, anidado en una caj
cuenta de que me había c
egalo pensado. Era un gesto de culpa, comprado por un asistente
i teléfono sonó. Era Crist
ero pulido-. Me sorprendió mucho ent
stina Villarreal nunca me había a
ento difícil -d
ayas podido darle uno. ¡Pero ahora tiene un hijo! Un nieto para mí. Tienes que apoyarlo, Elena. Ve
ea se
s resonando en mis oídos.
Pensé en el bebé del que Santiago y yo habíamos hablado durante dos años. Él s
rmo que lo necesitaba. Y yo era so
o era
jo. Y él ni siq