Su Venganza, Su Vida Arruinada
edosis. Pero yo sabía que era mentira. Yo era Perito en Criminalístic
General Bernardo Serrano me cerró la puerta en la cara, descartando mi dolor como un deli
Dalia Serrano, y transmití mis exigencias al mundo. Por cada oportunidad que él des
grapaba el brazo, luego lo cauterizaba, y dibuj
convencerme, para pintar a mi hijo como un depresivo, para presentar una nota de suic
secreto de su libro favorito de la infancia. No se estaba rindiendo; estaba
eemplazado por una dete
ndo el cauterizador contra la pierna de
ítu
estaba
rella de atletismo con una beca completa, un chico que planeaba su futuro con
erito en Criminalística. Yo misma habí
as en su pierna eran por el impacto de la defensa de un auto. La evidencia de
do. Un atro
ez, presenté mi evidencia. Cada vez, una puerta se cerró en mi cara. Después de la séptima negativ
a justicia por
a hija del Fi
ra oculta transmitía mi rostro, mi voz,
es Caroli
cía en una mesa de exploración, idéntica a aquella donde vi a mi hijo por última v
evidencia. Mi hijo, Dani
a en el hombre que sabía que estaba del otr
es que me negaste la justicia. Vas a publicar el verd
acero. Era una engrapadora de piel de grado mé
s, usaré una herramienta forense en t
ado, los rostros frenéticos y surcados de lágrimas de Bernardo y Cecilia Serrano
-suplicó Bernardo, con la voz quebrada-. ¡La evidencia es cl
er conocida por su compostu
lo que quieras, te lo daremos!
se desplazaban al lado de la transmi
nst
loca! ¡
re hacerle esto a la
ido sin sentido. Miré el reloj en l
tunidad se ha id
e perdí a mi hijo, había regresado, reconvertida en algo frío y terrible. Presi
l
eño frunciendo su frente. Una sola gr
tan estéril como la habitación a mi alr
ue tragado por el caos del centro de comando. El rostro d
s desorbitados por un terror
io! -gritó-. ¡E
colega, el Detective Mora
. Piensa en Dani. Procesaste su cuerpo. Sa
tarios se despla
secuestradora,
er de su propio
ieron borrar la verdad. La tierra bajo sus uñas no era de un parque; era grava del acotamiento de la Carretera Nacional. El fentanilo endo en su cuerpo, contaba una historia. Había muerto acostado de es
Guillermo Herrera, al caso, citando un conflicto de inte
nforme. Suicidio
e pintura en los jeans de Dani, los que el informe oficial convenient
s de la grava en la
toxicológica defectuosa
pierna, mostrando el inconfundible patrón de fractura en espira
ron sin c
mentira. Fue entonces cuando decidí crear
n propósito frío y duro. Obtendría justicia