Cenizas a Fénix: Un Amor Renacido
de odio indisimulado, se clavaron en Alba. La ignoró por
e están aquí! -exclamó, dándole l
Julián, pero no hizo ningún movimiento pa
ón de al lado de la tuya, Alba -a
su voz distante-. No ti
apareció un mayordomo. -El señor Carlos de la Ga
rza, el padre de Julián, estaba sentado detrás de un enorme escritorio de caoba. Era
. La familia está agradecida por lo que hic
sobre el escritorio. -Este es un pequ
-No lo quiero, s
antó u
quiero -continuó Alba, su voz g
me voy a casar con Julián. El día de
lmente se resquebrajó. Parec
ue prometa que no dejará que Julián me busque. Déjelo creer que
irme y resuelto en su pech
de negocios calculando los ángulos. Una ruptura silenciosa y lim
egura? -
ba, su voz i
sentido en años. Ya había pasado la hora del almuerzo y la c
a en el invernadero, rien
Alba se acercó-. ¿Finalmente decidiste m
noró y pas
suerte. ¡No eres nadie! ¡Un bicho raro! -Gesticuló salvajemente, derribando un pesado jarrón de cerámica de su pedestal. S
sionado por la rabia-. ¡Todo el mundo sabe que tu madre fue
ido de su palma contra la mejilla de
baja y fría, sus ojos ardiendo con un fuego que Jim
la corrió hacia adelante, haciendo de pacificadora. -¡Por favor, deté
Alba se hizo a un lado, y Jimena se estrelló contr
AQUÍ? -retumbó una
en el suelo, Estela llorando y Alba de
denó Carlos al personal de la casa, s
ue eso significaba. Fue arra
ndo por su rostro. -¡Señor de la Garza, por favor, fue mi culpa! ¡C
n indescifrable. -Muy bien
al darse cuenta de que su estratagema había fracasado e