La traición del amor: Un matrimonio forzado
baja y amenazante. "¿Pusiste una agu
os, el metal frío del arma una re
nca har
chó con ella! ¡Está herida! ¡Tú fu
stió Ariadna, su voz
ró sus
enla de vuelta a
cándola de la cama del hospital. La arrastraron de vuelta a la mansi
madera, con los brazos y
raznó, con la garg
de Damián- salió de las sombras. Sostenía un par
o frío y deliberado, fo
al rojo vivo le recorría el brazo. Las cuerdas se clavaron
jo el sicario,
onfesar", jadeó, lágrimas y s
mbre, con un brillo cruel en
que lo consumía todo y amenazaba con tragársela por completo. En
más joven, con el rostro pálido, le susurró al sicario: "Señor,
ario s
s una sentencia de muerte. El jefe s
lo sabía. Brenda era el verdadero poder. Ella era solo un accesorio. Una sonrisa a
doncella personal, una joven amable llamada Lupita, l
ritó Lupita, aliviada. "¡I
una serie de gritos horribles re
os después, con el rostro
ndo al sicario que la torturó. Lo
a miró, c
pita, con los ojos muy abiertos. "Está diciendo que ofenderla a usted es ofender
ntana, un dolor más profundo que cualquier
aba defendiendo el nombre de su familia. Su sufrimien
u rostro un lienz
caminar, Damián regresó. Vestía un traje impecable y
expresión in
. "Solo aprende a llevarte bien con Brenda, y tu po
nada, torturada y casi asesinada. Quer
noche", continuó.
ue había aparecido en la puerta, la agarró del
la. Damián sonrió, sus ojos llenos de la familiar adoración que reservaba solo para ella. Ar
ciudad. Tan pronto como los tres
un esposo tan devoto.
co años. Creo que la verdadera amante es Brenda Cortés, la
n rincón tranquilo y se quedó allí, observando a Damián
fotografías cayó desde e
de Ariadna jadeó
de la casa! Miren estas fo