La traición del amor: Un matrimonio forzado
. El cuerpo de Ariadna se puso rígido. Sabía, sin s
había ganado enemigos. Alguien se estab
o el papel. Se aferró al brazo de Damián,
ras en la mano. Luego, sacó una pistola de
quedó en
isa perezosa y peligrosa en el ro
esonando en la sala silenciosa.
la se volvieron hacia e
luchando por controlar
su voz clara y fuerte.
ntuvo la respir
ego a Ariadna. Su sonrisa se ensan
asa". Hizo una pausa, dejando que la implicación calara.
regunta, había confirmado a todo el mundo que la
ron de nuevo, esta v
llada y modosita, pero en
iere a Brenda.
ahogaba. Abrió la boca para defenderse, para gritar la verdad,
el coche, fin
la arruinaría. Tú eres mi esposa. Nadie se atreverá a
omo si un rayo l
da por la incredulidad. "¿Vas a destruir mi r
cido por la molestia. "Eres la señora Garza. Tu
gritó, su rabia finalmente hirviendo. "¡La inocencia de una mujer
lado de la carretera. Se volvió para mirarla, s
riante. "Por Brenda, sacrificaría cualquier
ima de sus defensas. No había e
a un lado con desdén porque Brenda dijo que el color era feo. Recordaba haber conseguido una bendición
había vist
a am
artó de él, mirando por la ventana mientras lágrimas silencio
fue un manojo de nervios, aterroriza
a gente se enter
l, atrayéndola a sus brazos. "Nadie s
a. Simplemente se movía por los días como un fantasma, esperando
ar más. Se puso el abrigo, lista para
iad
ián la detuvo