De Salvador a Acosador Obsesivo
. Había una última cos
su mundo que alguna vez había sido amable conmigo. Y más importante aún, porque mi madre me había dejado un importante paquete de acciones de su empresa, que estaban siendo administradas por mi padre y solo me serían transferidas en mi
que tanto César como Kendra detestaban. Me había invita
í con cuidado. No para impresi
lena de la élite de la ciudad. Encontré a la señor
ojos arrugándose en las comi
e oración de sándalo tallada a man
Me dio una palmadita en la mano y luego le hizo un gesto a César, que estaba de pie rígida
. Me miró como si fuera algo q
uela. Puede consegu
de la señora Eli
sión se suavizó por una fracción de segundo antes de
spiró. "No sé qué le
risa. Apreciaba su amabilidad, pero no podía cambiar
murmullo recorrió a la mu
estaba de
andeciente, pareciendo un ángel
o se endureció. "¿Qué está hac
tro pálido. "César, yo... no me siento muy bie
n modo protector, su brazo rod
la prometida rumoreada pero despreciada, y Kendra, la hermosa mujer del br
n sabor amargo en la boca, t
tan rara que era como ver una estatua cobrar vida. Los observé, una extraña indiferencia apoderándose de mí. Lo veía todo tan claramente ahora: cad
estado tan estúpida y arrogantemente
garrándose la garganta. "No
pánico. "¿Qué es? ¿
mbaleaba, sus ojos recorriendo
inocentes. "El... el regalo que Abril le dio
suspendida en el ai
nte hacia mí. Sus ojos ya no eran f
r. En dos largas zancadas, estaba frente a mí. Su m
uñó, sus dedos hundiéndose e
mano, pero su agarre era como el hierr
ré decir, mi voz u
ondo. "Oh, no... no te enojes con ella,
se desplomó contra él, desmayá
do lo que
ltó tan bruscamente que retrocedí tambale
dra como si n
uró a acercarse. "César, ¿q
ígido de furia. No miró a
a promesa baj
inado, Abril. Me
allí, humillada, aterrorizada y completamente sola en