De Prisionero a Fénix: Su Arrepentimiento
i voz un graznido seco. Era verdad. La noche de l
rme y me perdí", mentí, evitando s
asustaste tanto". Me atrajo en un abrazo, su agarre fuerte y posesivo. S
sus polluelos. Me preparó un baño caliente y me dejó un conj
o en el pequeño departamento. Hizo mi sopa favorita, la que siempre hacía cuand
il, completamente a gusto en esta pequeña y miserable cocina, interpre
do", dijo, acerc
cabeza. "No t
, pero había una orden subyacente. "Te lle
ingún lado", dije
gó a salir por la puerta. Su agarre en mi brazo e
con copas de cristal y meseros en esmoquin. El tipo de lu
ra nosotros", dijo, llevándome a u
orizonte de la ciudad. Una sola mesa estaba puesta para d
, su sonrisa llena de falsa generosi
mbre", repetí, mi estóma
tás molesta por lo de anoche? T
n", mentí, aparta
n. "¿Qué pasa? ¿Tienes frío?". Se quitó la chaqueta y la puso so
ción. Una hermosa
uave. "Iré a buscarte un medicamento a
a frente
rrumbé en el lujoso sofá, mi cuerp
alboroto en la puert
señora! ¡Está reserva
camino!", espe
furiosa, su rostro una máscara de furia. Estaba fl
os se abrieron con incredulidad antes d
"¿Qué estás h
en el suelo de mármol. "Damián me dijo que te había man
para hablar. Solo la miré, a la mujer
erdad? Patética". Se acercó más, mirándome con desprecio. "Déjame dejar esto m
ndo a ceniza en mi boca. Era una mentira construida
da se contorsionó
s casados", dije, un p
sta en escena. Por un momento, un destello de duda c
muerta. Murió en un accidente de coche hace años.
Pensaba que yo estaba fingiendo ser l
a sus guardaespal
n tajante, avanzaron y me agarraron de los
haciendo?", grité, l
la silla destinada a Damián, cruzando las piernas e
dijo con frialdad. "Denle una paliza. Y cuando terminen, rómpan
el pánico creciendo en mi
as leyes son para la gente pequeña. Mi familia e
mones y puntos negros bailaron en mi visión. Me golpearon una y otra vez. El dolor
renda cortó la neblina. "Ponte de rodillas y
erno", escupí
de rabia. "¡Rómpanle
un tornillo de banco. Empezó a doblarla hacia atrás. Ap
á aquí!", gritó un me