De Prisionero a Fénix: Su Arrepentimiento
tenía dos trabajos para que nos alcanzara el dinero, le curaba las heridas y creía que mi amor era lo único que lo man
cnológico Damián Ferrer, director de Grupo Ferrer, anunció hoy su compromiso con la vicepresidenta Brenda Montes
tanto esfuerzo para nuestro aniversario descansaba sobre su pecho mientras la besaba a ella, un beso profundo, posesivo. Se me revolvió el estómago, la cab
í lo vi, riendo con Brenda, ajeno a mi presencia. Ignoró mi llamada y me mandó un mensaje
avesó la cabeza y, de repente, los recuerdos volvieron en tropel: el accidente de coche no fue un accidente, Brenda Montes
si yo seguiría amándolo incondicionalmente. Era un monstruo, y yo era su prisionera. Pero una resolución fría
ítu
ños, pensé que
mara en la peor zona de la ciudad. La pintura se caía
día y limpiando oficinas de noch
e. Eso fue lo que me dijo. Llegaba a casa la mayoría de las noches con moretones
imaginar. Decía que mi sonrisa er
la memoria por completo. Damián me encontró, me cuidó y me dijo que est
cocina. Había ahorrado durante semanas para comprar un buen corte d
ano en la esquina estaba encendida
po Ferrer, anunció hoy su compromiso con la vicepresid
a, molesta por
me qued
pantalla era e
lemente costaba más que nuestro departamento. Su brazo rodeaba a una mujer desp
urré. No
ien que simplement
equeña cicatriz sobre su ceja izquierda de una caída de la infancia que me
a
Dam
nda Montes. No fue un beso rápido
tómago. La cabeza me
ces l
elgada cadena de plata, había un
tó la res
especial y lo había tallado yo misma con un esfuerzo minucioso. Se lo di para nuest
je de miles de pesos, mientras besaba
adió. Me agarré del borde
o empezó a humear, llenando el pequeñ
arrando mi abrigo gastado. Tenía qu
paré un taxi, mis manos temblaban tanto que
dije al conductor,
sus ojos deteniéndose en mi ropa
o ma
o, un mundo aparte de mi barrio venido a menos. Había gu
Ferrer", le dije al g
una sonrisita burlona en lo
soy su...
o que no tiene tiempo para...", dejó la frase en
el aire. "Damián, cariño,
sa en persona. Caminó hacia los elevadores
Dam
cabeza echada hac
rando. Se inclinó y le susurró algo al oído que l
. Era una sensación fría y aguda
... nuestra vida... ¿
piernas a punto de ceder. Mi es
ietado. Mis dedos temblaban
risa desvaneciéndose mientras miraba la pantalla. Miró
e me vería. Que nuestras
ó la llamada y guardó el
exto llegó un m
hablar. Llego tarde hoy. No m
mas. Un sollozo se escapó de mis labios, fue
ba parado justo ahí, m
entera era
diera pagar sus "suplementos de entrenamiento". La forma en que me qu
una broma
travesó la cabeza, tan in
recuerdos volv
mos tres años. Sino
e coche no fue
ado del conductor. Recuerdo el rostro de Brenda Montes en el asiento de
tegido, su estudiante más prometedor. Después de que mi padre muriera en
zaba cuando lloraba. Se aseguraba de que comiera. Se hizo cargo de
cosa que yo quisiera, la obtenía. Decía q
rolongaba. Una noche, confesó que me había amado durante años. Yo era joven, est
empresa. Ambiciosa, hermosa, despiadada. Damián estaba intrigado po
eleamos. Le dije qu
garrar las llaves de mi coche y salir f
que. Luego l
mián a mi lado, diciéndome que era su esposa, Elena Lara
esta vida. Esta men
r una mentira. La co
la pobreza solo para ver si yo seguiría amándolo incondicio
oportable. Sentía como si mi
notó mi angustia. "Señor
uido mi vida, que ahora entraba en un elevador con su
s ojos de Damián finalmente encontra
lo de molestia, como si estuviera mirando un tro
solo se rompió
ensificó, un calambre agudo y
!", gritó
nido era el rugido en mis oídos
y lavar platos. Pensé en el hombre que am
dor en apuros.
ra solo s
prisi
ra se instaló en mi pech
ldría co
u mundo hasta
ingiendo mi p