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De Prisionero a Fénix: Su Arrepentimiento

De Prisionero a Fénix: Su Arrepentimiento

Autor: Gavin
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Capítulo 1 

Palabras:1904    |    Actualizado en: 06/08/2025

tenía dos trabajos para que nos alcanzara el dinero, le curaba las heridas y creía que mi amor era lo único que lo man

cnológico Damián Ferrer, director de Grupo Ferrer, anunció hoy su compromiso con la vicepresidenta Brenda Montes

tanto esfuerzo para nuestro aniversario descansaba sobre su pecho mientras la besaba a ella, un beso profundo, posesivo. Se me revolvió el estómago, la cab

í lo vi, riendo con Brenda, ajeno a mi presencia. Ignoró mi llamada y me mandó un mensaje

avesó la cabeza y, de repente, los recuerdos volvieron en tropel: el accidente de coche no fue un accidente, Brenda Montes

si yo seguiría amándolo incondicionalmente. Era un monstruo, y yo era su prisionera. Pero una resolución fría

ítu

ños, pensé que

mara en la peor zona de la ciudad. La pintura se caía

día y limpiando oficinas de noch

e. Eso fue lo que me dijo. Llegaba a casa la mayoría de las noches con moretones

imaginar. Decía que mi sonrisa er

la memoria por completo. Damián me encontró, me cuidó y me dijo que est

cocina. Había ahorrado durante semanas para comprar un buen corte d

ano en la esquina estaba encendida

po Ferrer, anunció hoy su compromiso con la vicepresid

a, molesta por

me qued

pantalla era e

lemente costaba más que nuestro departamento. Su brazo rodeaba a una mujer desp

urré. No

ien que simplement

equeña cicatriz sobre su ceja izquierda de una caída de la infancia que me

a

Dam

nda Montes. No fue un beso rápido

tómago. La cabeza me

ces l

elgada cadena de plata, había un

tó la res

especial y lo había tallado yo misma con un esfuerzo minucioso. Se lo di para nuest

je de miles de pesos, mientras besaba

adió. Me agarré del borde

o empezó a humear, llenando el pequeñ

arrando mi abrigo gastado. Tenía qu

paré un taxi, mis manos temblaban tanto que

dije al conductor,

sus ojos deteniéndose en mi ropa

o ma

o, un mundo aparte de mi barrio venido a menos. Había gu

Ferrer", le dije al g

una sonrisita burlona en lo

soy su...

o que no tiene tiempo para...", dejó la frase en

el aire. "Damián, cariño,

sa en persona. Caminó hacia los elevadores

Dam

cabeza echada hac

rando. Se inclinó y le susurró algo al oído que l

. Era una sensación fría y aguda

... nuestra vida... ¿

piernas a punto de ceder. Mi es

ietado. Mis dedos temblaban

risa desvaneciéndose mientras miraba la pantalla. Miró

e me vería. Que nuestras

ó la llamada y guardó el

exto llegó un m

hablar. Llego tarde hoy. No m

mas. Un sollozo se escapó de mis labios, fue

ba parado justo ahí, m

entera era

diera pagar sus "suplementos de entrenamiento". La forma en que me qu

una broma

travesó la cabeza, tan in

recuerdos volv

mos tres años. Sino

e coche no fue

ado del conductor. Recuerdo el rostro de Brenda Montes en el asiento de

tegido, su estudiante más prometedor. Después de que mi padre muriera en

zaba cuando lloraba. Se aseguraba de que comiera. Se hizo cargo de

cosa que yo quisiera, la obtenía. Decía q

rolongaba. Una noche, confesó que me había amado durante años. Yo era joven, est

empresa. Ambiciosa, hermosa, despiadada. Damián estaba intrigado po

eleamos. Le dije qu

garrar las llaves de mi coche y salir f

que. Luego l

mián a mi lado, diciéndome que era su esposa, Elena Lara

esta vida. Esta men

r una mentira. La co

la pobreza solo para ver si yo seguiría amándolo incondicio

oportable. Sentía como si mi

notó mi angustia. "Señor

uido mi vida, que ahora entraba en un elevador con su

s ojos de Damián finalmente encontra

lo de molestia, como si estuviera mirando un tro

solo se rompió

ensificó, un calambre agudo y

!", gritó

nido era el rugido en mis oídos

y lavar platos. Pensé en el hombre que am

dor en apuros.

ra solo s

prisi

ra se instaló en mi pech

ldría co

u mundo hasta

ingiendo mi p

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