PERDIDA EN TI
a. La luz que colaba por la ventana se quedaba atrapada en su piel, dorada y per
mi cuerpo quisiera advertirme que no podía confiar en ese hombre ni un segundo más. Y, sin emb
imán invisible y peligroso que me a
z baja y ronca, como si hablar
or amargo en la boca, mezcla
ondí, intentando s
mí en el borde de la cama y me tomó la mano. No preguntó más. No insistió.
aza de un apartamento en el centro, el sol acariciaba mi piel y Vittorio me miraba con esa mi
istal roto. Mi memoria seguía fragmen
tó Vittorio, con su voz ahor
afuera, me paraliza. Pero al mismo tiempo, sentía que era lo que necesitaba
finalmente-. Pe
mezcla de cariño y posesión que me
cordaban a un cuadro impresionista. El aroma del jazmín y la tierra húmeda me envolvió, pero en l
ada movimiento. Me sentía observada, juzgada, atrapad
su calor, su presencia como
n sangrar bajo la luz del sol. Extendí la mano y rozé una espina si
ó mi mano y la besó. Su boca e
rró-. Pero más fue
da, me hizo dudar de todo. ¿Era posible que él realmente
mis pensamientos se pe
de colándose entre las cortinas. Vittorio estaba fren
n -me había dicho-. Eres
cristal rompiéndose. La sensación
a, sudorosa y con el coraz
biblioteca. Un lugar oscuro, repleto de libros
l se paró detrás de mí, con sus m
con voz suave-. A veces te qued
ral. ¿Era esto un recuerdo verdadero, o sol
usurró, bajando la voz-.
us ojos encontré una mezcla
ué? -pr
o hay futuro. Y sin f
ión se me hacía corta. No sabía si era mi
la en la habitación, observando las paredes. Sentía que alg
abía sido. Sus ojos estaban apagados, su piel pálida, pero en la prof
ujer? ¿La que lu
asos. Vittorio estaba
ahí? -p
en
ó la puerta
a atracción inexplicable, ese pe
-susurró-.
no supe si era una a
saparecer. Sentí su aliento cálido contra mi piel, y el calor de su cuerpo me envolvió. El air
spondía. Era como si estuviera atrapada en
é los ojos, intentando aferrarme a algo sólido, a un recuerdo que no me abando
taba más cerca, tan cerca qu
jo con voz rasposa-. Solo q
n mi interior. Una parte de mí quería creerle, necesitaba creer que d
huyera, que no confiara,
me encontré de nuevo en aquel momento borros
e frío y miedo. Vittorio estaba allí, sus manos firmes pero suaves, cubri
dijo-. No puedes deja
sintiendo que me ahogaba en
to cuando Vittorio tomó mi rostro e
estoy pidiendo que olvide
pudiera evitarlo. La culpa, el deseo, el miedo y l
te sola? -pregunté
e, y cuando los abrió, vi un
o -respondió-. Porque no sé c
ó sobre mí como una losa, a
tre nosotros creció, como un fueg
contenida, era un campo minado de em
a y me mostró el mar que se extendía más allá de
ejos -dijo-. Donde na
za desesperada, pero al mismo tiempo me record
piel erizada por la mezcla de deseo y miedo, rec
e gente, pero sólo existíamos nosotros dos. Sus manos sobre mi cintura,
el abandono.
ando, con el co
ltar. Vittorio entró con una copa de vino, s
o? -preguntó, ex
cabeza, pero
tocaron mi cuello en un bes
r nada ahora -susurró
sa y deseo me desarmó, y por
rada, vi un destello qu
or? ¿O
tieron en un vaivén constante
or, pero también el controlador q
cción y la repulsión, entre
, cada flashback doloroso
a caminar por el jardín, mi mano rozó
, mirando
sto? -pregunté, con
una sonri
atalina. Aunque tú
también el deseo de rompe
un silencio pesado que se
ché un ruido extraño. Me levanté con el cor
torio hablando por teléfono co
gritó que al
y me miró a través del crista
es por eso -di
ción de que algo se ocultaba, alg
me acostaba, un pensamie
a alguien que tamb
vivir a esa lucha consta
y justo cuando me rendía al su
ntamente, dejando entrar u
so me recorri
? -pregunté, con
eció, y el silenc
o estaba seg
era de m
la cama, sentí que algo ha
o podría escapar de ese laberi
re encuentra su camino. Y la mía