hubiera tomado tres tazas de café sin respirar. Los nervi
espeto y era demasiado atractivo para mi salud mental-, me prometí que no iba a dejar que ese hombre me derrumb
íos y un comentario sarcástico me hiciera
tre: pantallas con dibujos a medio terminar, teclados sonando como locos y el olor a ca
podía con esto, cuando apareció mi jefe, con una son
n la mano- Hoy tenemos una reunión importante con Varela Spirits, una marca de licores que ma
empresa, claro, pero después de lo que pasó en el pasillo -cuando se acercó tanto que su voz casi me quemó
ín. ¿Qué ten
a reunión era clave para definir la campaña publicitaria. Mi trabajo era sencillo pe
la imagen de Lisandro susurrándome al oído, con esa voz que me h
mentos, asegurándome de que la sala estuviera perfecta y p
amente. Levanté la cabeza y, a través de las paredes de vidrio que separaban las oficinas, lo vi. Lisandro estaba parado en su despacho, al o
, el corazón me latía como si quisiera escaparse, y me reg
acio, pero nada más. Respiré hondo y seguí trabajando, aunque no podía quitarme de la cab
ntarlo, entré a la sala con mi laptop y una libreta, tratando de pa
artín se sentó cerca de la cabecera, revisando sus apuntes, e
uro con las mangas subidas hasta los codos, y esa ropa le quedaba tan bien que era imposible no fijarse. Se s
Valeria", me dije en la cabeza. No iba a dejar que me afectara otra vez. Pero entonces sentí que alguien
a voz baja y un toque sarcástico que me hizo apretar la mandíbula, esa media sonris
pero levanté la cabeza y re
a nadie... a meno
? Dio un paso más cerca, y el aroma de su perfume -un aroma fresco y amaderado- me llegó como u
jas hoy -dijo, acercándose un poco m
con esa facilidad que tenía, como si no acabara de dejarme con el pulso acelerado. Me senté de una vez, abri
todo lo que podía, manteniendo la cabeza gacha para no cruzarme con los ojos de Lisandro, que llevaba la
que no engañaba a nadie y una sonrisa que me dio mala vibra desde el principio
me la mano más de lo necesario- una cara bonit
do, pero sonreí por educac
oz más seca de lo que qu
, se quedaron quietos, y su cuerpo se puso más rígido, como si estuviera a punto de pararse. No dijo nada, pero su reac
guntas que no venían al caso cada rato. En un momento, m
o muy bonito, ¿t
asiado cerca, y una mezcla de incomodidad y enojo me subió por dentro. Pero no iba a dejar q
jor hablamos del presupues
artín se me quedó viendo, y Lisandro levantó una ceja, como si no esperara que manejara eso ta
ansada, pero también contenta, había sobrevivido a Varela y había mostrado que podía mantene
ven a mi
su tono sonaba como una orden, asentí y lo seguí por el pas
la ciudad, un escritorio enorme y un sillón de cuero, se s
la fuera del trabajo -dijo, dir
zos, molesta po
-respondí, levantando la ba
escritorio. El espacio entre nosotros se sintió más chico, y
ijo, con la voz tan grave que me estremeció-
estuviera cargado de electricidad, sus ojos bajaron a mis