n esperando a que ella diera el siguiente paso. Sus ojos se fijaron en Lucas Ortega, quien estaba sentado al final de la mesa de conferencias, mirando con una mezcla de aten
ión que antes solía transmitirle a Ana había desaparecido, r
en la miraba con una sonrisa amable, aunque algo forzada. Probablemente la reconoció. Todo el mundo parecía saber que Ana
unque su voz delataba cierta tensión. Nadie respondió de inmediato, y un segundo después,
a en un principio, pero cuando Lucas abrió la boca pa
in un ápice de calidez. Era extraño. A pesar de sus palabras, no se veía nada de afe
a sus comentarios; su rol aquí no era revivir el pasado, sino demostrar lo que podía aportar a la empresa. Al fin y a
ribuir con mi experiencia -respond
ra dispuesto cada detalle para que todo transcurriera de manera impecable. De hecho, algo no estaba bien. Ana no podía dejar de notar que
n regresando a Lucas. Se preguntaba si él la miraba de esa forma porque realmente no le interesaba o si, tal vez, había algo más detrás de
o, y las posibles futuras colaboraciones. Sin embargo, en lugar de escuchar atentamente, Ana sentía como si un velo invisible se hubiera posado
a, algo rutinario para los ejecutivos que ya estaban acostumbrados a este tipo de gráficos, pero cuando sus ojos se posaron sobre las cifras, algo hizo que se detuviera. En el margen sup
adie más en la sala pareció notarlo, pero ella no podía dejar de mirarlo. En su mente, la imagen se fue formando lentamente: un número de cuenta ba
secuencia de números no podía ser solo una coincidencia. Algo no cuadraba. Había un patrón detrás de todo eso, y lo que parecía s
poder significativo dentro de ella. Ana no podía creer lo que estaba viendo. ¿Lucas estaba involucrado en algo más grande? ¿Había cambiado tanto, tanto como para manipular l
Necesitaba un momento para pensar, para procesar lo que había descubierto. Se disculpó brevemente, alegando q
tátil, buscando el documento de la presentación. La diapositiva había sido digital, por lo que lo encontró con f
movían con velocidad, pero su mente estaba a mil por hora. Sabía que tenía que descubrir a qué pertenecía esa cuenta. No podía permit
lpe de adrenalina recorrió su cuerpo. Si realmente estaba en lo cierto, lo que había encontrado
ón benéfica, pero no era cualquier fundación. Era una fundación registrada en un paraíso fiscal, vinculada a una serie de empresas fantasma en las que varios ejecutivos de alto nivel de la empresa estaban i
que esto tendría. La fachada impecable de Lucas Ortega, el hombre que había dejado atrás, ya no era tan clara como antes. La distancia emociona
ó. Y lo peor de todo era que ahora se veía atrapada en una red de secretos que no solo involucraban a Lucas, sino a toda la
ra avanzar en su carrera. Ahora, tenía una misión: descubrir