ando los documentos, tratando de organizar sus pensamientos, pero el descubrimiento que había hecho el día anterior seguía rondando en su cabeza. Cada vez que
do en algo tan grande, tan oscuro? Y lo que más la inquietaba, ¿cómo encajaba ella en e
samientos. Era un mensaje de Carlos Rodríguez, el direc
tante. Llamará a las 3 PM a tu oficina. Prepárate para discutir al
ansiedad y tensión en su interior. No solo era su jefe, el CEO de la empresa que ahora presidía con mano firm
table, la había sacudido de una manera que no había anticipado. La frialdad en sus ojos, la distancia que había puesto entre ellos, todo parecía indicar que él había dejado
cuando vio su nombre en la pantalla. No era una llamada como las demás. Esta era diferen
sonara tranquila, aunque las palabras sal
ue recordaba. Había algo en su tono que la hacía sentir como si e
evidente en su voz-. ¿Todo bien por ah
tó la mandíbula, sintiendo la necesidad de contestar lo más profesional posible, pero tamb
rme. Hubiera querido añadir algo más, algo que desbordara
e la línea, como si Lucas est
rtantes -dijo finalmente-. Es sobre el informe que estamos preparando. No quiero qu
aunque él no
s. Estoy disponibl
espero a las 5 en mi despacho. A
estaba a mil por hora, pero la tensión en su cuerpo no desaparecía. La reunión con Lucas no er
ia el despacho de Lucas, notó cómo sus pasos resonaban con fuerza en el pasillo. Era un sonido que parec
que no importaba lo que dijera o hiciera. Este encuentro marcaría un antes y un después. Al abrir
había cambiado, sí, pero la intensidad de su mirada, esa que siempre la había cautivado, seguía intacta. Y cuando sus ojos se enc
a ligera inclinación de cabeza. No había sonrisas, no había co
ntos parecían golpearla con cada paso que daba hacia el escritorio de Lucas. Los días en los qu
z controlada-. He revisado los documentos
a. No podía saber qué estaba pensando, pero no parecía com
e ligeramente hacia adelante-. Pero creo que
algo más profundo, algo que no tenía nada qu
reguntó con una leve tensión en la
si estuviera evaluando qué decir. Finalmente,
Pero necesitamos hablar de lo que realmente ocurrió entre nosotros, Ana.
cambiado solo físicamente. Había algo en él que ahora lo hacía parecer aún más impenetrab
la voz más baja, pero aún firme-. Lo que pasó
scuros por un momento, como si estuviera
ezcla de escepticismo y dolor. Aunque no lo demostraba, Ana podía notar que
invadían nuevamente. Sabía lo que debía decir, p
sto, Lucas. Estamos aquí por el tra
ad que la hacía sentir vulnerable, pequeña incluso. Era como si la estuvie
dad, Lucas se levantó de su silla y caminó hacia
onestidad cruda en sus palabras-. No te pido que lo entiendas ahora, pero espero que a
de jugar con sus sentimientos. Pero en lugar de eso, se quedó en silencio, observando a Lucas Ortega, el hombre al que alguna vez