En El Incendio Que Me abandonaste
a más grande de su vida. Se lo había ocultado a él, quería que fuera un momento especial, un nuevo comienzo para nosotros. Que
l tanto de mi plan secreto. Y se
"¡Tenemos que celebrarlo a lo grande! Deberías encargarle su pastel fav
idea," admit
pudiera reaccionar, me arrebató el teléfono de las ma
el pedido. No le di mayor importancia. En mi ingenuid
. No traía flores, ni una sonrisa. Su r
tiste?", pregunt
¿De qué habl
rreo de confirmación del pedido del pastel
ecuperación es una farsa, que los médicos dicen que no hay esperanza. ¿Qué es esto, Sofía? ¿Un intento desesperado por af
La acusación era tan
preparando una sorpresa para tu cumpleañ
ras! ¡Felicidades, Sofía! ¡Lo lograste! ¡Lograst
a habitación, dando un portaz
o en mil pedazos. En ese momento, Catalina en
¡No sé cómo se enteró! ¡Yo
, y yo, en un acto reflejo para evitar que el alcohol encendido cayera sobre la cama, me moví bruscamente. Un dolor cegador, agudo y eléctrico, recorrió mi pierna derecha desde el talón hasta
lor físico y desesperación
o! ¡Sofía! ¡Y
ado de nuevo, esta vez de forma irreversible. Todo mi progreso, meses d
ina sobre el accidente, yo intervine. "Fue mi culpa," mentí. "Me moví demasiado rápido." No quería que l
tarde, fue corriendo a contarle a Ricardo su propia versión de los hechos, una ve
sación pública de Catalina, el desprecio de Ricard
lina en el pasillo, su voz ahora dirigida a los otros
uno de ellos, un hombre may
taba extrañamente editado. Solo se veía el momento en que yo me movía bruscamente y gritaba de dolor, seguido de una imagen de la lámpara d
scena a través de la ventana de l
ito. Sabía exactamente dónde estaban las agujas. Sabía exactamente qué nervio dañar. No quería que yo me recuperara. Quería a Rica
terino del equipo de rescate, se paró fren
sonando en el pasillo lleno de humo. "La que está ahí dentro es una mujer desequilibrada y peligrosa. Si al
tra la lealtad que le debían a su nuevo líder. Ricard