En El Incendio Que Me abandonaste
n mi silla de ruedas, en medio de la sala de rehabilitación del complejo minero, un lugar que se había convertido en mi hogar y mi prisión durante
rometido, Ricardo, de un derrumbe. Empujé su cuerpo fuera del camino de las rocas que caían, pero mis piernas quedaron atrapadas. El resu
catástrofe, una explosión que sacu
silla de ruedas era mi única forma de moverme, pero el fuego bloqueaba la salida principal. El calor se intensificaba,l es su em
ado sonaba tranqu
nero, en el área de rehabilitación! ¡Hay un
profesional. "Ya tenemos reportes del incendio en el complejo minero. Un equipo
eciendo en mi garganta. "¡El fuego está por todas par
stá al tanto de la situación. Están cerca de
co
estructuras cercanas. El humo era cada vez más espeso, mis ojos ardían y las lágrimas corrían por mis mejillas sucias de hos y cenizas. El fuego comenzaba a entrar en la habitación, las llamas lam
icardo. Mi prometido. El hombre por el que había sacri
, dos, tres veces. F
ofí
itada, molesta. Y de fondo, no escuchaba el
e, por favor! ¡Estoy atrapada en la
vor, deja de hacer teatro. ¿Ahora finges un incendio para llam
Las palabras no s
o. "Sabemos perfectamente que tú provocaste este desastre para culparm
ía ser. No p
una voz de mujer, suave y me
esa loca otra vez? Déjala, vámonos
. La mujer a la que Ricardo había estado c
os vi a través del cristal reforzado de la puerta, una silueta mascul
abía dejado aquí para mor
dolor fue total, absoluto, un grito silencioso que se ahogó en mi garganta quemada por el humo. En mi agoní
ardo volvería. Buscaría por toda la ciudad, desesperado. Pero ya no encontraría a Sofía, la ingenie