Un Príncipe y Su Guardiana Rota
mo un ladrillo a tr
leyendo y Ximena estaba, como siempr
ó corriendo, con el ro
norte! ¡Notic
pergamino al consejero,
nzó el consejero, con la voz
al caer sobre la piedra resonó
finitivo, como el de
te. La boda será en un mes. Es una a
a X
ida como u
nte tan firmes, tem
elo, en su espada caída, como s
o una
de la biblioteca, con pas
corazón martillán
te al patio de
ca, una pesada y sin filo, y come
otra
nica, no hab
ciega y des
era su enemigo, como si quis
o, sus nudillos sangraban por
de pura auto
sentir un dolor físico que pudiera opacar e
detente!",
ign
y me puse entre
tuvo a centímet
dos, llenos de una locura
de mi cam
N
te q
mejillas. "¡Si quieres morir, hazlo! ¡Pero no así! ¡No te
u pecho subiendo y bajando
entiend
o yo también lo estoy! ¡Tú eres todo lo que tengo! ¡Mis padres me abandonaron al mor
mi propia miseria
ser abandonado de n
nde sabía qu
"si me dejas... entonces no quedará nadie. Nadie en todo el mun
tembló e
rodó por su mejilla
e, bajó l
al suelo con
su cuerpo temblando por el
te, se d
por primera vez, la
ino un llanto silencioso y
frente a ella
ca, dura y fría, pero q
con la cabeza apoyada en mi homb
uicidó
en ella
oches, la
llo
queño patio de armas
ortando el aire, una y ot
l único idioma que le quedaba
tratando
do de olvidar