entras aún conversaba con Mateo. Él había insistido en que durmiera, que no estaba sola, que tenía tiempo para recuperarse, que no necesitaba tomar decisiones pre
oscuro. El recuerdo de Sergio la golpeaba una vez más, como una ola que la empujaba hacia atrás. Lo que había hecho, la forma en que la había dejado... No podía dejar de pensar en ell
o, sintió la necesidad de salir, de tomar un respiro. Decidió que lo primero que tení
tido. Gabriela le había pedido que volviera por la mañana para acompañarla. No le sorprendió
rir la puerta. Llevaba una mochila sobre el hombro, per
untó Gabriela, forzando una sonrisa
der la sonrisa, aunque en sus ojos había una inquietud palpable.
aro. Después de todo, Mateo era su mejor amigo. Pero algo había cambiado en ella en los últimos días, algo que no lograba entende
u alrededor, como si estuviera buscando alguna s
ejor, pero al menos ahora podía hablar sin
también con una sensación de duda. Había algo en su mirada que la hacía s
an que, aunque ella había empezado a respirar un poco más tranquilo,
evio aviso, Mateo
s lo que más te beneficiaría ahora. -Su tono había cambiado, se había vuelto más s
sin comprender del todo lo
voz baja, aún no sabiendo qué pen
ojos había una mezcla de sinceridad y decisión. Sabía que lo que estaba a pun
no quieres quedarte atrapada en el dolor, no por mucho tiempo. Y no quiero que te sientas sola, Gab
mente seguía un ritmo agitado, atrapada entre la incredu
a palabra "casarnos" flotó en el aire como una bomba silenciosa. Gabriela par
er que estuviera escuchando bien. -
lo que proponía sonaba completamente loco, pero esta
or conveniencia. Un matrimonio para ayudarte a dejar atrás lo que has perdido. Un matrimonio que te dé esta
. La propuesta era tan extraña, tan ajena a todo lo que había imaginado, que s
nerviosas, pero en su tono había una
sta sonaría como una locura, pero que, en el
casas conmigo, no tendrías que enfrentarlo sola. Podríamos vivir juntos, pero no de la forma convencional. Viviríamos como una pareja, pero sin la
unque absurda a primera vista, parecía ofrecerle un tipo de refugio. Mateo era su mejor amigo, el único que conocía cada rincón de su alma. Y aunque e
o la habitación con la mirada, como si es
ay un momento para hacer algo como esto, es ahora. Sé que lo que has perdido es mucho. Y sé que necesitarás tiempo
ás bien, ¿podría funcionar? Sabía que no era una solución normal, ni tradicional, pero algo en su interior le decía que esta locura de matrim
había un leve tono de curiosidad, algo que in
azado la propuesta de inmediato. Sabía que había dado un paso ar
Solo quiero que sepas que siempre estaré
samientos. La idea de casarse con Mateo, aunque complet