girarlo. Sabía que dentro, en el otro extremo, su vida estaba por cambiar para siempre. Había llegado al fina
arse, pero no podía evitar que sus manos temblaran. El sonido de la l
si indiferente. Esa era la parte más difícil de todo esto.
credulidad. ¿Cómo había llegado todo a este punto? ¿Cómo había llegado a estar aquí, frente a la pe
en su voz, como si ya lo hubiera dicho todo y sim
istinto, como si las paredes ya no compartieran los recuerdos de años de convivencia. Había algo opresivo en el aire. Algo pesad
o que su garganta estaba cerrada, como si su voz no quisiera sa
se giró lentamente hacia ella. No había enojo en su mirada, solo una
iera resignado a la situación. A Gabriela le costaba aceptar que alguien que había s
a querido decir tan directo, pero necesitaba que él lo supiera. Necesitaba que él lo ad
a sorprendido. No había arrepentimiento en su rostro, ni una pi
ento. De verdad lo siento, pero no fue algo planeado. No te puedo expli
ieta, sin poder procesarlas. No podía entender cómo había llegado hasta aquí. Todo lo q
haba. La angustia empezaba a subir por su garganta, y el dolor se hacía cada vez más intenso-.
pero Gabriela lo rechazó con un leve movimiento de la mano. Él se detuvo al i
ramente, como si él mismo estuviera luchando con lo que había hecho-. He d
los ojos abiertos de par en par, tratando de comprender. ¿Cómo podía
correr por sus mejillas-. Esto no puede estar pasando. Todo esto no puede s
ostro, pero era tan fugaz que Gabriela casi lo imaginó. Lo siguien
. todo se hizo claro para mí. Y no pude evitarlo. No puedo segu
tía era tan grande, tan abrumador, que apenas podía sostenerse. El chico con el que había compartido
tar preguntar, aunque sabía que
, sus ojos vac
yo necesitaba en este momento. No es justo para ti segu
e desvaneciera. El amor de su vida, el hombre co
, aunque la tristeza la invadía por completo-. ¿Por qué no me lo dijiste
sa pregunta lo hubiera golpeado
rlo. Me aferré a lo que conocía, a lo que era
llozo y dio un paso atrás,
e sabía que necesitaba decir. Con el corazón destrozado, con la mente confusa, pero con la cert
ta. El sonido de sus pasos en el suelo parecía retumbar en la habitación, marcando el fin de u
s, Se
sa