Familia Rota: El Reencuentro de Almas
itad, el sonido fue seco y definitivo, un ruido que par
n tanta pasión, ahora sostenían los pedazos de nuestro futuro. Su rostro, que antes me parecía el más apues
sonaba como la música de mariach
e casaré co
e la oficina del registro civil. Era un frío que venía de adentro,
sada, ese poz
primer hijo, un niño con sus mismos ojos negros, lo calló con una almohada porque su llanto lo irritaba. A nuestra segunda hij
lo suficiente para que no muriera, lo suficiente para que mi tormento se alargar
e decía. "Por tu
antes de conocerme, le había quitado su virginidad. En su mundo, una mujer sin honor y sin nadie que la desposara, no valía nada.
yó. Morí en ese pozo, sola, loca
nces,
l acta, a este mismo registro civil. Una segunda oportunidad.
o é
como si estuviera ofreciéndome un trato razonable. "De todos modos, t
contrarme si yo no quisiera ser encontrada.
s un vínculo, una marca que me conecta con los ancianos de mi comunidad. Es un faro. Si estoy en peligro, o si me alejo demasiado, el "Mal
espiritual. Me mordía los labios hasta sangrar para no gritar, me clavaba las uñas en las palmas para
tont
para calmar su conciencia, para remediar su arrepentimiento. Y después, volvería po
ar. Él esperaba lágrimas, súpl
y mi voz sonó tranquil
una palmadita en el hombro
chitl. Eres una buena mujer. E
dejándome sola con los pe
ojos. El dolor punzante en mi sien, que había estado conteniendo con t
sol
orrió el cráneo. Pero esta vez, no era un dolor de sufrimiento. Era un
o tardarían
imo, mi gente estaría
líder de nuestra comunidad, el hombre que el destino habí
a un amanecer ni un anochecer c
ca
l viejo y a promesas rotas. Me quedé allí, quieta, sintiendo el latid