Deshonra y Redención
a: el ochenta cumpleaños de mi abuelo, El Santo de Plata, donde me present
se lanzó a los brazos de Pedro, mi entrenador de boxeo,
a! ¡Amo a Pedro! ¡Lo amo porque es real! ¡Tiene un alma
ntras cientos de ojos me devoraban; algunos c
e para mí. Yo necesito pasión, necesito verdad. No ne
o me hirvió la sangre. ¿"Alma humild
o un depredador: "¡Desgraciados! ¡En mi
ar lo que es un alma humilde cuando te l
icios. El jardín se vació, mi abuelo me miró con una fria
s, mijo. Esto n
ia le vamos a poner una maldición
rozado, nació una sed de retribución que