La Curandera Humillada, Venganza
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ometido, Alejandro, celebraba su milag
labios no llegaba a s
unas macetas con hierbas que yo había cultivado con mi propia sangre p
res "milagrosas". Si fallaba, todas arderían en la hoguera. Gritaba
se rió ant
laría públicamente por farsante y me expulsaría de su vida para siempre, sin
re cuando fue arrojada a las llamas. Un pequeño cor
lo de traición y crueldad. Su hermana, Camila, alimentó su despreci
¿cómo podía el hombre que amé, al que
ecido en el aire, pero no estoy muerta. Regresé, pero el amor ha muerto. Y por mis
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