La Venganza De La Esposa
mago. Abrí los ojos, la luz gris de la mañana de la Ciudad de México se filtraba por la persiana rota. Mi cabeza d
os y rítmicos v
la tel
os, animales. Un h
hombre. Era la de
en mi cama, en mi casa, la pequeña casa que mis padres adoptivos me habían ayudado a conseguir. Me acababa de recuperar del parto d
rlos. Hacer un escándalo, arrastrar a esa mujer por
me de
abía vivido
to aterrorizado de mi pequeña Luna, un sonido que se apagó demasiado pronto. Los gritos de mi mamá y mi papá, atrapados en el cuarto de atrás. Y Ricard
octurno donde él a veces tocaba. La había abofeteado, había gritado, había llamado a los vecinos. Arruiné su reputación en la plaza,
anza fue
a y a mis padres, las únicas personas q
uaron, ajenos al cataclismo q
mis manos. No tenían cicatrices de quemaduras. Respiré h
eño. No era
a vu
ón. El universo, por alguna razón cruel o miseri
gritos. No habría
a un arrebato de pasión. Serí
úsica, su reputación, su dinero, su orgullo. Lo iba
eña Luna, que dormía inocentemente en su cuna en mi habitac
te tablero de juego. Pero esta vez, yo co