De Pobre A Heredero Recuperado
de mi
lmen de años de sacrificio como repartidor pa
e me despreció. No solo reveló que no se casaría conmigo, sino que lo anunciaron frente a todos,
xhibía el anillo que él le había dado, mucho más caro que mi humilde argolla de plata. Fui un títere, un "muerto de hambre" al que solo usaron. No entendía cómo l
encendió en mí. No era parálisis, ¡era fuego! Me alejé de ese cir
autos negros se detuvieron, y una voz temblorosa me llamó: