Querido Marido, Nunca Te Perdoné
vestido caro, pero mis ojos estaban muertos, Ricardo Vargas, el dueño de la mitad de la ind
rgullosa, y yo le sonreía de vuelta, una sonrisa vacía, e
poderoso, nadie sabía que cada sonrisa, cada noche como esta, pagaba la
o siempre
orría por mis venas, heredado de mi madre, la gran Carme
lpe, como siempre lo ha
an, el público aplaudía, y a mi lado bailaba Mateo, el amor de mi vida,
mal, mi pie se torció de una forma antinatural, un dolor agudo, desgarrador,
al s
que me rompió de verdad fue ver la cara de Mateo, no
fast
había arruinado su m
ó, simplemente se quedó allí, mirándome en el suelo con desprecio,
nto exacto en que mi m
nunca volvería a bailar profesionalmente, mi c
uelo, mi madre sufrió un derrame cerebral masivo, la gran Carmen quedó postra
ía escalar, y tenía a Leo, mi pequeño Leo, que
deses
n y me hizo una oferta, él pagaría todo, cuidaría de mi familia,
n, vendí mis sueños rotos para poder
que me mira con una mezcla de envidia y desdén, fingiendo q
n nuestro pequeño departamento, él es la única razón por la que s
mi esp
silencio expectante llena el sa
l de la noche está por com
ntro del salón, se mueve con una arrogancia y un
zón se
Mat
amos, ahora es "El Fénix del Flamenco", el bailaor más grande de
ravés de la multitud, solo por
ia que he mantenido enterrados durante
a emoción cruza su rostro antes de que la
r visto un fantasma", susurra Ricardo en
tra sonrisa, mi voz es un hilo del
igue la dirección de
luego una idea cruel brilla en sus ojos. "De he
itud, hacia el escenario, hacia
nueva estrella su último premio, quiere que yo me pare frente a Mateo, no
illación
acaba de terminar una pieza corta
o, dándole una palmada en la espalda. "Quier
ostro, mi sonrisa falsa, no dice nada, solo me mira, y en
a en el pecho, pero mi cara es una máscara de calma, tengo que
proteger a
pararme frente a mi pasad