Prisionera
nco pesaba más
pie en
o absoluta
ni distingo el miedo de la r
ce. La iglesia está demasiado l
o pusieron como a una muñeca. No elegí la tela, ni el velo, ni siquiera el p
o ll
nov
e Mo
turo
ombre que des
un momento. Inte
sin permiso. Como siemp
-
emanas
occo Moretti, sentado frente a mí, con
al escritorio de mármol negro, su
retti, cruzando las manos como si discutiera sobre el cli
si me da un poco de tiempo le pagaré, hagamos plazos, cuotas, entiendeme no me ni
estoy pidiendo algo más valioso: tu obediencia, incluso podríamos llegar a un lindo acuerdo, ayu
Pero no hago ninguna de las
one que pague, sin
e algo: tu nombre. Tu
o sa
case con tu hij
xa
i me
íe, sin
rque si dices que no, mañana estaré en
es
catedral se abre con fuerza. To
es
nt
puesta y una copa en la mano. Está borracho. Lo sé por cómo tambalea y por có
l show? -preg
mura. Mi cor
detiene frente al altar y alza la copa hac
e con el drama, que
y lento. Todo en él es c
sarte con
go op
N
amos. Me esto
demasiad
a carr
ras vuela
o de los votos, me m
les. Como el invierno en una ciud
rte -dice, con u
a sostenerl
meto sobr
e deslizan en
ay b
Y aplausos que
en la señora Moretti.
ecto a la mansion. La habitación es grande
puesto. No me lo he quitado. No sé si quiero hacerl
la puerta
é
nt
eta a un silló
de miel -dice-. Esa cama es tuy
respondo, s
e detiene. No me da la es
ró, Isabella. No
pie. Lo miro
te el valor de negarte.
mbia. No sé si es rabia o sorpre
da secretos. Cada puerta tiene cerrojo. Y cada person
una nota bajo
ientras
uficiente para que mis ma
he bajo
algo dentro de mí no m
: documentos, armas, te
ario del
estar aquí
lta de gol
nt
husmeando
uebas para escapa
o es una amenaza que quema. Sus ojos... me l
pasa a quien traic
enamora de alguien que solo sabe
. Largo.
egundo, lo juro... hay deseo. Pero lo o
mí, Isabella. No
tampoco sabes de lo que so
enamora de alguien que solo sabe d
nso. Las palabras
sus labios. Y por un segundo...
e de mí, Isabella. Porque
tú tampoco sabes lo que soy