Ecos de un amor traicionado
lida, un aliado. Y entonces pensé en él. Tío Mateo. El hermano de mi madre, un hombre recto y
mis rodillas, y tomé el teléfono. M
ía. Necesito tu
Elena y Javier, mi convicción de que mi hija corría un peligro mortal. Omití la parte de qu
ijo, su voz era un bálsamo de calma y autoridad
ispa de esperanza. Mateo pondría
utos después, entró en l
-preguntó, su
n de la cocina, sorpre
o, qué so
demonios están pensando, dejando que Camila
tentó de
, tío. Sofía está exagerando, está
interrumpió Mateo, su voz era dura como el acero-
mera vez en horas. La justicia t
a. Se acercó a Mateo con calma, con
én lo estamos. Pero hay algo que Sofía no le e
l mapa. El último regalo de mi esposo. Un viejo mapa de la mina de San Lorenzo, con una pequeña "X" marcada en una sección profunda y ol
reguntó Mateo, fr
el esposo de Sofía. Ella cree que Camila no va por el trabajo. Cree que va a buscar e
etada. Era una mentira tan retorcid
a misma codicia que debió ver en los ojos de mi esposo cuando le contó a alguien más s
reemplazada por un cálculo frío. Dejó de verme como una
, más peligrosa-. Quizás Javier tiene razón. Quizás e
se hizo ceniz
no fuera suficiente,
tenemos localizada -dijo
. Una aplicación de mapas mostraba un punto
sí podemos asegurarnos de que esté bien. Sa
En tiempo real. A quienquiera que es
migo de la familia, un hombre robusto y de pocas palabras que había prometido a mi espo
quí? Sofía me llamó,
n. Por un segundo, la esperanza regresó. Luis
mi lado,
lla dice que la niña está e
ón. Le mostraron el mapa. Le enseñaron la
ión-. Sofía está obsesionada con este tesoro. Obligó a Camila a ir. Nosot
ógica perversa que le estaban presentando. Miró el punto rojo en la pantall
que también lo ha
vez deberías descansar. Estás llevando las cosas demasia
tidos con la piel de mi familia, mientras veían en una pantalla cómo mi hija avanza