Ecos de un amor traicionado
lida y confundida por mi reacción, y mi hermana y su esposo se sentaban en la sala f
casco. Todo lo que necesitaba para su misión. Sin hacer ruido, la arrastré fuera de la habitación y la escondí en el fondo de mi armario, debajo de sábanas viejas. Luego busqué las
anquila. Era un plan fr
ra. El celular de Camila sonó
contrario, me ahorran el viaje. ¡Per
onrisa forzada, tratando de
a mandar un coche de la compañía por mí maña
stino, o lo que fuera que estaba moviendo los hil
o desde la sala, se levantó co
a. Oye, por cierto, ¿no ibas a revisar tu
uscar po
má, con los nervios, lo guardó en ot
paralizada, viéndola ir directamente a mi armario.
ue tu mamá la pondrí
evolviendo su futuro. Mi hija me miró con una mezcla de pena y decepció
tó un poco, pero no lo suficiente.
n coche de la compañía... Sí, un sedán blanco, m
vo, pero esta vez Javier estaba preparado. Me i
en paz! ¡
il. Camila lloraba en silen
r, para! ¡Me est
sedán blanco. La informa
rta principal, decidida a bloquearle el paso a Camila con mi propio cuerpo
ir a nin
esto. Por favor, no
ndes! ¡Te
in control, crudas y terribles. Ca
que este lugar te trae malos recuerdos,
se detuvo frente a la
y a dej
brazo. Ella i
á, su
que perdí el equilibrio y caí de rodillas sobre el escalón de la entrada. Mis rodillas golpearon el concret
e, Camila! -le
tia mientras me veía en el suelo. Pero la insistencia de J
má. Te llamaré
caminó hacia el coc
dad que me heló los huesos. Me arrodillé en el suelo, derrotada, con
e arriba, co
o bien, Sofía. Y
o cómo el coche blanco se llevaba a mi hija hacia su muerte por segunda vez.