La Sustituta No Perdonará
ó al centro del salón. "¿Qué pasa, m
silencio, observándolo como si fuera un actor en un escenario. Ricardo, quizás sintiendo el frío de la noche o notando que ella temblaba ligeramente por la
rdo tomó uno, un pequeño bocado de salmón ahuma
omida le sabía a ceniza. Su mente estaba en otra parte, repasando una y otra vez las palabras
con una mirada calculadora. De repente, llevó una mano a su fren
reada", dijo con voz débil. "Creo que e
ía y se centró por completo en Isabella. Su expresión cambió
reguntas, su voz llena de una ansiedad que Sofía nunca había escuchado
desmayar", susurró Isabella,
ía, sin una palabra de disculpa, la rodeó con sus brazos, la levantó del suelo co
bandonada. El peso de la prenda era ahora una carga insoportable. Se lo quitó, lo dobló cuidadosamente y lo dej
habitación. Luego fue al baño y vació los cajones de maquillajes, perfumes y cremas caras. Todo a la misma pila. Por último, recogió cada joya, cada reloj, cada objeto de valor que él le había regalado y lo añadió al
escuchó el sonido del coche de Ricardo llegando. Poco después, la pu
incipal, la que él usaba, y luego Sofía lo escuchó decir, "Puedes q
sesión. "No me siento cómoda si no cambiamos las cosas. No me gustan estas sábanas, son de un color ho
, respondió Ricardo sin dudarlo. "Las sábanas, las flores, la al
ando activamente cualquier huella de su existencia, rediseñando el nido que ella había creído suyo. Se ab