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Capítulo 1 Una chica buena

Palabras:1120    |    Actualizado en: 28/06/2025

la iglesia, orar todos los días, sacar solo sobresaliente

entonces cuando descubrí que había un mundo más allá de la burbuja en la que siempre

spués de la muerte, te ofrecía algo mucho mejor:

. Ella era mi única amiga fuera de la iglesia, pero mis padres me permitían relaciona

o la imagen que apareció en la pantalla captó mi atención de inmediato. Ahí estaba, frente a mis ojos, algo que nunca

ré, incapaz de a

ese tipo de cosas? ¿De

mi corazón estaba latiendo tan fuerte que tem

r le halaba el cabello, obligándolo a mirarla. Había algo hipnotizante

dejé caer el teléfono sobre la mesa com

e matemáticas? -me preguntó Miri

o normal, aunque traté de disimular lo mejor

o no mostró ninguna reacción especial. Luego guardó el ap

go? -me preguntó-.

go calor, e

era, defini

a una y otra vez a esa imagen. ¿Por qué alguien querría someterse

sa de tener mucho por estudiar. Me senté en la cama, todavía algo inquieta. Entre mis piernas sen

o estaba rotundamente proh

entos impuros. Pero la imagen volvía: el hombre de rodilla

si con voluntad propia, se deslizó bajo la cintura

je. Pero la verdad es que

mis dedos rozaran el borde de mis bragas. Nunca antes me había tocado así, de manera inten

s encontraron la humedad a través de la tela. Pres

ré, mordiendo m

tan intensa que tuve que taparme la boca con la otra mano para no hacer ruido. Si mis padres l

me concentré en él. La imagen del hombre sometido volvió a mi mente, pero ahora yo estaba en

qué buscaba, pero mi instinto me guiaba. La presión en mi bajo vientre crecía y crecía sin pa

hasta la cabeza. Mi cuerpo se convulsionó y tuve que morderme la mano para no

blando? ¿Era eso lo que durante toda mi vida me habían enseñado que era m

deando en silencio. El sudor cubría mi frente y m

la culpa, como

rré, sintiendo las lágr

a ella. Tomé el rosario que guardaba e

racia... -recité con fervor, mientras

bilidad. Mis rodillas me dolían de tenerlas tanto tiempo apoyadas co

a temblaban y la culpa seguía ahí, en extremo pesada. Pero bajo esa culpa

is propios pensamientos. Cerré los ojos, decidida a dormir y olvidar. Pero mientras

iera hacer para evitar volv

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