anunciaron que irían a una re
-me dijo mi madre mient
salieron Samuel no
licó mi padre sin darle mucha
alivio y nerviosismo. No había vuelto a
o concentrarme. Pero las palabras bailaban frente a mis ojos sin sentido a
asillo y mi corazón s
lado de la puerta me s
dí, casi en
ido de negro por completo, con su cruz de plata bri
i nota? -me pre
sentido
S
enten
el labio
e sí -le
ercó. Se sentó en el borde de la c
voz profunda-. Veo tu lucha. El conflicto entre
nder. Sentía mis
ronto, y su voz cambió, adquiriendo un tono de
endida por mi propi
, ¿
tío S
s momentos, soy solo Samuel para
n solas, como si mi cuerpo reconociera u
y caminó hac
dándome la espalda-. Quiero que te quites la
voz sonó ag
con esos ojos que
oco voy a mirarte. Pero quiero que sigas mi
aba mal a tantos niveles.
ré privacidad. Cuando
temblando. Podía levantarme, poner el cer
cé a desvestirme. Primero la blusa, luego
me preguntó él d
miné de desnudarme con
, cubriéndome con la
ta -dije f
ordenó-. No la necesi
o el aire frío en
los ojos y pongas tus man
creíblemente expuesta
, quiero que pienses en algo que te excite. No
arrodillado, en las sensacio
stás h
mi respiración se acelerab
ca tu cuello suavemente. Como si no f
é en mi cuello. El conta
nte. Muy lent
i clavícula, entre mis
la otra mano, toca tu pecho. No tu
ndo mi seno izqui
o se
-sus
íbelo
cálido. Y hace
ás
.. co
ón. Pellízca
olté un peq
más profunda-. Ahora, baja tu mano derecha. Pero no toqu
s. Estaba tan excitada que podía sentir la hume
mojada
rgonzada y excitad
un dedo. Sol
de mi coñito y contuve el aliento
é si
respondí, moviendo
s metert
-g
taba sonriendo-. Sigue tocándote por
sta encontrar el lugar
ontré -
ete un dedo mientras sigues t
é la espalda in
! -g
e g
respondí con
tro y fuera.
ómo el placer crecía y crecía. Mi cu
s correr
pliqué, moviendo m
-ordenó b
on los dedos aún de
? -le p
as. Saca los dedos y po
bedecí. Mi cuerpo entero protest
supliqué-. Esta
la lección de hoy: control. Tu placer
mas de frustración
lgo cruel
ntrol, la entrega, la obediencia... hay un plac
ando calmar mi cuerpo que aún
me? -le pregun
pio, Alma. Si decides seguir este camino conmigo, habrá placer co
nte, cubriendo mi de
digo
largo
os de esto -respondió finalmente-. La el
sentada en la cama, temblando, con el deseo aún ardien
puesta. La había sabido desde que
r que no. No
do todas las reglas con las que había crecido... y