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Capítulo 6 Castigada

Palabras:1273    |    Actualizado en: 10/07/2025

deseo. Había intentado obedecer su orden de no tocarme sin permiso, pero mis

zaba mi mano bajo la falda durante la ta

is dedos encontraran la humedad que ya se acumulab

, mordiéndome el l

ía exactamente dónde tocar para que el placer aumentara rápidament

ntenso que tuve que taparme la boca con la otra mano. Lo sacaba y metía m

ió. Cuando las oleadas de placer cesaron, me quedé quieta int

bragas empapadas y las escondí bajo el colchón. Me puse unas limpias y

Samuel a los ojos. Sentía su mirada sobre

-me preguntó mi madre-. Ap

olo un poco ca

ó Samuel con voz tranquila-. A vec

quier interacción con mi tío. Me sentía observada, como si él

o estaba bien, lo sabía. Miré bajo el colchón y sentí q

o encogido. Samuel estaba sentado a la mesa, leyendo e

ma -me dijo sin

respondí, sinti

. No dijo nada, pero deslizó un papel doblado sobr

s. No hablarás con nadie. Si lo haces, las con

vista, at

, con voz suave pero firme-. Algo que demuestra que n

lo y las sostuvo frente a mí

-continuó-. A placer q

-comencé, pero

Ni una palabra por dos día

. ¿Cómo podía castigarme de ese

Puede

de la garganta, gracias a la explicación que Samuel les había dado. En la escuela, fingí dolor d

s comidas, cuando estudiaba en la sala, cuando me movía por la casa. Su

Obedeceré, lo prometo, seré una chica buena». Pero las palabras se quedab

, pero ahora estaba mezclado con miedo y, lo más perturb

ompras, Samuel me llamó a su habitación. Entré con

a puerta

na silla junto a la ventana. Sobre

a terminado.

é, con la voz ro

endido la

le respondí

uál

ocarme sin

Luego se levantó y

tender completamente lo que si

duro de la bolsa. Mi corazó

ordenó-. Solo la f

edé semidesnuda de la cintura para abajo, in

n punto en el suelo frente a él-

e él. En realidad, exponiéndolo por pr

tregó el

n esto -me dijo, y

cé, pero su mir

mira al suelo. Y tienes que repetir: «

é entre mis piernas. Estaba

rmites -murmuré, comenzando a fr

rte. Qui

epetí, más alto, mientras introducía lent

ísico era abrumador. Cerré los ojos, incapaz de

ndo mientras movía la punta del plátano dentro y fuer

. Y no te atrevas a co

ía, cómo me llenaba y me dolía un poco también. El p

es. -Mi voz temblaba ahora, mezclada

me ordenó

, con el plátano

ír

a, rompiendo su

, tus deseos... todo me pertenece. Yo d

eñor -

vístete. Se

n vacío extraño. Me sentía humillada, usa

uerda esto, Alma -me dijo mientras me vestía-. Recuerda que puedo hac

r. Cuando estuve vestida

-me

ve sin

o de ti. Has ap

idez inexplicable en el pecho. Y eso

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