Renacido en el Engaño: El Secreto de Lina
ercafé, harto de su presencia silenc
s, Lina? ¿Por qué me s
la, sus ojos oscuros me miraban co
erca de ti», di
eté. «Tengo mi vida, mis
su voz no flaqueó. «Per
s. La conversación n
piró hondo y
n he renac
ruido de los teclados, las voces de
de mi propio corazón, m
señal de que estaba mintiend
. Había dolor en sus ojos, un dolor que r
es posible
El matrimonio, los cincuenta años, t
la como si me h
ia y de un miedo que no podía controlar. «No qui
cibercafé, dejando atrás a una Lina q
e im
entonces sabía perfectame
el otro
/0/17826/coverorgin.jpg?v=4b6efd0bb080477b70a4b89eff552ddc&imageMogr2/format/webp)
/0/14082/coverorgin.jpg?v=980a38ace810ca5956326eb4680ddc7b&imageMogr2/format/webp)
/0/13336/coverorgin.jpg?v=83da4c2dc0d0a4dcc06326dc1ed07eef&imageMogr2/format/webp)
/0/18803/coverorgin.jpg?v=b0ac02279303691ef611526f0f950adf&imageMogr2/format/webp)
/0/19440/coverorgin.jpg?v=4689a73ef1adb5e785f4a2014200cd71&imageMogr2/format/webp)
/0/14128/coverorgin.jpg?v=3af4f263aefe42a6061a86f483852973&imageMogr2/format/webp)