La Venganza de la Bailaora
/0/17406/coverbig.jpg?v=0e31928937c77dd6e08a63bb0d57a8f1&imageMogr2/format/webp)
sesperación llenaba el aire,
llamas, y Máximo Castillo, el torero que me
ca se rompió, mi carrera de cast
a Feria de Abril, me ahogó en vino tinto
ia, del peso de su odio,
umo, el calor, sus mism
sma pesadilla, para morir de n
mi venganza no sería ruidosa, sino un
e sorprendió, abrí
surré, «
de una mujer que no lo merecía, sin saber que