El pecado de Afrodita (Ceo, amor, pasión, erótico, millonario CEO)
TULO
hija de la belleza se enamora por eq
mi suerte, sin antes otorgarme un apartamento con un año de renta pago. Luego de eso, debía sobrevivir por mi
n sí de su horrible y asquerosa boca de anciano decrepito. El dueño, llamado Garicia no me agradaba, era un hombre bajito, sin cabello y cascarrabias que se había aprovechado de mi nece
aber que nada mejoraría porque le había puesto esper
cidio y donde me colgaría, sobre unas tuberías re
tentar contra mi vida aquella tarde. Mientras que mi autoestima bajaba, el señor Garicia se encargaba de pisotearla cuando estaba en el suelo, con sus
noche el bar estaba repleto de gente, bebiendo en sus
sería la última en la
dijo aquel señor de cabello rubio despampanante y que no paraba
mientras ponía un pun
inal que quería
, el señor tuvo el descaro de tomarme de la m
da-me dijo, mirándome con una g
nocido? Me zafe de su agarre con cier
de trabajo aplastándome como un carro-me reí con b
ima vez que ingeris
siete de
omer? ¿Es que aquí no te pagan lo suficiente? -se es
añaban escuchaban atentamente la co
echen, señor. -me disculpé, sin
sentir la presencia del señor Garicia, quien se había unido
olestado su servicio? -les preguntó él, con cie
libres? -le preguntó el hombre, quien se había levan
as rodillas y parecía rodar los cuarenta años, se posicionó frente a Garicia,
aba breve miradas fulminantes. Apoyé mi frente sobre mi mano,
e suicidaría así que estaba m
jo es muy sano, así que no se preocupe por el bienestar de nuestros empleados que están en las me
tiro
y había soltado esa palabra de una manera inconsciente. Tragué saliva con fuerza y no sa
un ruido insoportable de gente hablando- ¡No podemos comer, no nos da una hora libre para descansar y si protestamos corres el riesgo de que seas despedido!¡Tampoc
Yo retrocedí unos cuantos pasos hacia atrás, viendo como la mayoría de los clientes se marchaban d
el nudo del mismo que rodeaba mi cintura. Lo lancé al suelo y lo pisoteé, sin dejar
ra y sacando un par de billetes, llevándome la paga de
ecía manejable, pero la cara Garicia seguía merodeándome por la cabeza. Su cara roja, incluso su calva cabeza y sus dientes apretados al
n mente ya hace meses. Aquella noche me suicidaría, y no me cansaba
ejanos, quizás algunos compañeros de la escuela. Creo que
Me senté sobre un pequeño asiento frio, oscuro y miré a ambos lados de la calle,
sentidos, las luces extravagantes, la gente siempre animada, el ruido de
n permitido, no podía adquirir algún sentido
cierta forma me sentía orgullosa de haber organizado ese aspecto d
il. Me senté en el primer asiento que vi y me dije a mí misma que mirara por última vez la ciudad, porque sabía que después de aquella noche, no recorda
no quería una vida por al
del gran centro. Llegué y acaricié a varios gatos que merodeaban por allí. Si fuera por mí los hubiera ado
n tantas ganas de comer que quizás, mordería a
amento que tenía como número un siete dorado y mal gastado p
con la pintura vieja despegándose de la misma. Había un televisor que solo tení
amento, y no tuve la suerte en ningún mome
rir quería que sea con el estómago lleno y el corazón contento. Así que me di el lujo de pe
cho, futur
tradora de mi ex empleo y tenía ganas de comer frente a Garicia para demos
de dejar todo impecable (aunque todo fuese un asco) para que
finalmente me di una ducha. Depilé mis axilas, y toda la
quería que sea depilad
cama. Me puse una ropa bastante cómoda y traje un banquillo a la habitación en el cual subiría para poder atar el cinto sobre u
i resistiría mi peso el día en el que colgar
nco (que rogaba que no se rompiera) y me obligué a mí misma observar el anochecer por última vez. La luz de la lu
ba la corta vida de una
ra todo aquello. Cerré los ojos y con un último suspiro, pateé el banco y al instante me colgué
mis manos sudorosas tratando de sacarme el cinturón, fueron una lucha
en pateó la puerta de la entrada con tal escándalo que abrí los ojos de p
ier
rte misma, un hombre que no pude ni siquiera ver, pero si escuchar. Me levantó en el air
por falta