Sombras de obediencia

e, la invitación fue diferente, no

oja, entregado en mano por un motocicl

, solo llega, 23:00,

ertos ángulos. Llevaba una capa de seda negra sobre los hombros y el cuer

ducida por un pasillo nuev

in marcas. El guardia no la mi

ó por completo, no era una

cálidas, terciopelo rojo, alfombra gru

egro de cuero, sobre él, Do

na estatua viva de deseo. Piernas abiertas, to

, arrodillada entre

z le sonrió con complicid

ta alta, y ahora, los labios de Odelia en

le martillaba el cuello, l

en que Dorian la miró, no con culpa

Dulzura y ven aqu

ellos, pudo ver el movimi

un lado del sillón,

o y le acarició el ros

.--- respo

a?,--- pre

.--- respo

rva, y aprende

nunca había visto ot

ta, casi religiosa en su entrega des

ente, ---es buena.

... hermosa.---

bar?, ---- pr

nseguida, su pecho s

jo al fin, con

pártete.---

legancia, tenía los labios

la llevó hacia ella, g

uave, caliente, Elena l

mosa -mur

-susurró Odelia,

emenino, curioso, suave

oques, Elena, que aprendas lo que es dominar con ternura y

ia la alfombra. Se colocó encima, su

úmedo entre sus labios,

mo te gustaría que lo hici

engua y la acar

ia j

cruzar

raron a los muslo

a encont

ibió a cambio fue l

ón, gaminó hasta ellas, se

ura... tan entregada

hundido entre los pliegues de Odelia

al sentir las manos de

dulzura.Como si le recordara que él era

elia, pero no se detuvo. Lamiendo, succi

ensaciones, un

e a ti, quiero verte Dulzura e

Señor -res

a, Elena montó sobre su rostro

alpitando,gritos, sudor, espasmos.Y ento

po se sacudió violentam

an le acarició la espald

miembro en la boca de Elena, gimiendo su

, latidos.Después, las tres fi

za sobre su muslo derecho, Odelia acar

Dulzura ¿Te arrepientes

.---- resp

?,---- pre

-- respo

-- dijo

fuego en silencio, Elena, cuando ardes,

ó, -nunca i

a una mujer -c

o tener control.-

rente.-Apenas es

es?,---- pr

que eres capaz de se

con caricias suaves

s, entregados, respi

upo algo, estaba perdida y

sa noche junto a Odelia y Dorian. Esas nuevas sensaciones que de

cas en su cuerpo el recuerdo de una noche intensa de juegos que jamás

de empezó a escribir, sus dedos parecían moverse solos, cada palab