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Nacen flores en la Antártida

Nacen flores en la Antártida

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Capítulo 1 Un vagabundo en el parque

Palabras:2389    |    Actualizado en: 04/06/2025

ucia, desparramando toda la

atrás, golpeando su espalda con una anciana que se quejó y le dio un pequeño empujón. Rápidamen

enta que estaba echada a perder. Volvió la mirada fulminante al hombre que estaba subido en los es

ó más y se escu

Al parecer el chico que intentaba recoger la que evidentemente era su ropa,

raciado!" y "maldito, por tu culpa lo perdí todo". El de la maleta agregaba a sus reclamos fuertes declaraciones y amenazas como: "¡Te haré llorar lágrim

nviándolo al suelo. Las personas que veían el que ya era un espectáculo, co

lético, de al menos un metro con noventa centímetros; cabello castaño oscuro y una piel blanca. Era guapo, lo que hacía más interesante la situación. Y por

cómo una persona pasaba de ser mil

, pero más robusto. Y al parecer no sabía pelear, porque acababa de terminar

r la avenida, las sirenas ahogaron el soni

as al otro hombre. Por un momento logró zafarse e intentó ir a por otra ronda de golpes, pero su contrincante r

zó a dispersar al grupo de perso

rchara, pudo cruzar mirada con el chico de la maleta

lo más profundo de su mente y le cr

as. Eran unos ojos que conocían lo que era perderlo tod

do y le gritó a un policía que p

, bajo su paraguas rojo mientras l

o, aquellos ojos rebosantes de tristeza bajo la lluvia eran imp

n una banca, con un bul

iera que hacer con su vida. Y por momentos a L

apreciarlo. Tragó saliva y se alejó, intentando qu

se sentó frente a su escritorio, tomando

ando aquella mirada rebosante en triste

ez por la ventana. Se cubrió la boca cuando lo vio

e no lograba comprender, empatizaba con su desgracia. Ella lo pudo ver cuando

manos a la cabeza,

n una incómoda banca. Y la gran pregunta retumbab

ura. Seguía usando la misma ropa que llevaba hace tre

apoyados en sus musl

preguntó su hermana mientra

-contestó Lía

bundo -decl

lo

on de su departamento.

seguro y se repondrá -repl

? No tenía sentido, porque... ante todo,

entregarle a su hermana el pocillo de café. Ver a a

ra terminar así? -se pre

l joven que ahora se acomodaba en la banca, recostando su espalda al espaldar de cement

dinero -informó Lía-. O eso me

al contrario? -c

iado enojado, me pa

s si hay de por medio dinero -sentenció Diana y le dio un sorbo

Volvió a mirar al joven de la banca y mordió su labio, intent

ió su herman

, s

amento, Lía caminó en círculos, desesp

y notó que no había

ra con ella? No... eso era

por el

a mirando. Q

terior del a

tencia. Si movía esa ficha, podría acercarse a él como quien no quiere la cosa y ofr

tía in

or las llaves y s

ofrecerle su ayuda. Porque... ¿qué tan raro sería ha

rear la humedad del ambiente cuando g

cruzado de brazos. Se veía como un hombre común, un joven sent

aldiciendo a sus adent

ercado. A fin de cuentas, debía f

er esos días. Pensó en qué podría comprarle para al menos regalarle,

Bueno, con hambre u

primero en lo que pensó fue en que pronto volvería a caer una tormenta

e visto desde que te corrieron de tu departamento, sé que la estás pasando mal, bueno, al menos tienes e

ndo, pero ponía cara como de "¿qué tanto me miras

cómoda sabiendo que él estaba sufriendo. E

dillo por no darse cuenta dónde pisaba por andar mirándolo a él y se tropezó, c

tás b

palpitándole del dolor, intentó levantarse como pudo. Unas manos la tomaron de la cintura

mática para un tropiezo con un bordillo. Y era una pr

en de la banca, la miraba fijamente con aqu

ero rápidamente la apartó al senti

tando ayudarlo y era él q

mira, te traje esto, está todo tirado

comida del suelo, sin embargo, su

a en la bolsa. Lía se limitó a intentar estar de pie, apoyando su pes

dolerle la cabeza y el cuello. Se había pegado dema

el entrecejo. Qué vergüenza, por

ía intentó replicar, pero le dolía tanto el cuerpo qu

r momentos, preguntándole si estaba bien, ella le contestaba que sí, pero n

eño de dos habitaciones, sala, cocina y un espacioso

intió derrotada. La que iba a

extraño verlo ahí, en su territorio, con todo ese sil

ve como un vagabundo (se dijo internamente que no lo era), aunque usara una camisa de mang

tamente se retorció del dolor. No entendía por qué le dolía t

do, como preguntándose si

ien? Porque no parece. Es

como pudo, se acomodó a medio lad

so, el tiempo. Iba a llover. La hume

¿puedo pedi

o preguntara él, que le pidiera ayuda. Ella le extendería la m

iguió diciendo el chico-, pero... ¿podrías permitirm

ncia. Y él dejó salir un largo suspir

informó-, algunos papeles... Te pagaré, te lo prometo

us cosas que su propio bienestar? Ese chico no iba a durar much

te -co

Qu

iempo que necesites, hasta que estés bien. -Miró el

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1 Capítulo 1 Un vagabundo en el parque2 Capítulo 2 La chica que mira por el balcón3 Capítulo 3 Mi compañero de cuarto4 Capítulo 4 Mi madura compañera de cuarto5 Capítulo 5 Mi querida Lía6 Capítulo 6 El novio de Lía7 Capítulo 7 Mi amigo, el millonario en bancarrota8 Capítulo 8 Mi rara amiga que es artista9 Capítulo 9 Tengo un amigo que ha tomado todo mi closet10 Capítulo 10 El ángel enviado por Dios11 Capítulo 11 Mi amigo, el modelo12 Capítulo 12 Cuando nacen flores en la Antártida13 Capítulo 13 El amigo de mi compañera de piso14 Capítulo 14 La estrategia para conquistar a mi compañero15 Capítulo 15 Los secretos entre familia16 Capítulo 16 El pasado y el presente17 Capítulo 17 Cuando nacen los clavelitos amarillos18 Capítulo 18 La hermana de este hombre19 Capítulo 19 Cuando pueda ser tu novia20 Capítulo 20 Ódiame si tienes que odiarme21 Capítulo 21 El pasado al que sobreviviste22 Capítulo 22 Dulce compañía23 Capítulo 23 Mi protagonista favorito24 Capítulo 24 Quiero saber qué es el amor25 Capítulo 25 Cuando el amor duele así26 Capítulo 26 Mi cuñada, la artista27 Capítulo 27 Los fantasmas del pasado28 Capítulo 28 Las razones para seguir a tu lado (parte 1)29 Capítulo 29 Las razones para seguir a tu lado (parte 2)30 Capítulo 30 No sueltes mi mano31 Capítulo 31 Vida en pareja32 Capítulo 32 Mi novio en bancarrota33 Capítulo 33 Como un clavel antártico34 Capítulo 34 Dime a dónde vas35 Capítulo 35 Matrimonio y otros problemas36 Capítulo 36 Los secretos y decisiones37 Capítulo 37 Problemas de familia38 Capítulo 38 Diferencias entre pareja39 Capítulo 39 Convivencia y otros romances40 Capítulo 40 Las verdades que salen a la luz41 Capítulo 41 La venganza es dulce42 Capítulo 42 Tranquila, amor43 Capítulo 43 La elección de una mujer44 Capítulo 44 Recuerdos de juventud45 Capítulo 45 Muero de amor46 Capítulo 46 En las intermitencias del amor47 Capítulo 47 Cuando la tristeza toca a la puerta48 Capítulo 48 La moneda de oro49 Capítulo 49 En tus zapatos50 Capítulo 50 La psicología del personaje51 Capítulo 51 Las alas del ángel52 Capítulo 52 El karma53 Capítulo 53 Los errores que cometí54 Capítulo 54 Los cambios55 Capítulo 55 Mi prometido56 Capítulo 56 Boda y envidia57 Capítulo 57 Cuando llega el karma58 Capítulo 58 Una vida junto a ti59 Capítulo 59 Nuestro futuro juntos60 Capítulo 60 Epílogo61 Capítulo 61 DATOS CURIOSOS