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El silencio del violinista

Capítulo 4 Lo Que No Se Dice

Palabras:868    |    Actualizado en: 20/05/2025

qué momento emp

un cuaderno en las manos. Pero con el paso de los días, comenzó a ajustar sus caminatas para coinc

a, Abril no e

a ley

as, y el libro abierto como una promesa. Cuando vio a Elías, no cerró la

re la madera que crujió ba

é l

ó la portada:

asi

entendí. Creo que to

silencio.

enes que entenderlo t

. Esa frase lo sacudió

ieron, Abril se volv

empre entendía todo, pero había algo reconfortante en intentar. Empezó a notar los pequeños detalles:

pidió que la acom

lo general era un caos silencioso, un vaivén de bocas moviéndose sin sonido. Se sintió extraño, desconectado. Pero Abril iba delante de él como si caminara sobre su prop

una especie de taller musical. Abril se acercó. Elías dudó. La imagen de esos pequeños violines de plá

a tocar una melodía senci

aba el ritmo

cuchar la música,

n de los

que se

jer contando: uno,

l se volvió hacia él con

zo un

os, tocó el pecho, y luego e

miró sin

có su c

ica" en leng

. Luego volvió a

s lengua

rda. Murió hace d

ó como una piedra

. Solo ondas

sie

tam

llos, por primera v

as sacó el vio

tocarlo.

los dedos por las cuerdas, por el arco. Recordó sus primeros conciertos. Su madre

cuaderno.

a de señas, me en

ién mostrarle

escrib

nte, se la en

ertos, luego sonrió como si algo

señas a tocar al

espondió d

pecho, algo

o fuego.

comenzaron

as básicas: colores,

mostraba cómo sostener el arco. No tocaba aún, pero Abril no parecía impacie

consigo un metrónomo. Lo coloc

i

a

i

a

. Pero podía ver

paso, otro, g

lla, señalando el

asi

ermitió mover el cuerpo

para que el aire en

casa, Elías cerró los ojos y

o af

có per

deslizaran por las cuerdas,

chó el

lo si

u pe

us h

su

ra vez, no

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