La elegida del millonario
n una cama, conectada a máquinas que parecían ser las únicas responsables de mantenerla con vida. Sus ojos, que alguna vez habí
do la noticia que tanto temía escuchar: "Tu corazón no resistirá mucho más, Mia. Necesitam
e en la lista de donación ocupaba el octavo puesto. Ocho personas delante de ella que también luchaban po
s manos. A pesar del esfuerzo por mantener una sonrisa, sus ojos enrojecidos
y, colocando la bandeja en una mesa junto a la cama. Su voz tembl
que molestarte -su voz era apenas un susurro, per
Siempre lo haré, Mia. No importa qué pase... -su voz se quebró al final, y
Ver el dolor de su madre era casi tan insoportable como su
o sé, lo sé. Es solo que... no puedo evitarlo. Hemos l
madre, quien siempre había estado a su lado en cada cirugía, en cada noche sin dormir.
e de mediana edad con rostro serio pero amable. -Buenos días, Mia, Mary -
Mary, enderezándose rápidamente
a de profesionalismo y empatía. -Hoy solo quería revisa
. -Nada nuevo. Solo el
ueno. Pero recuerda, si sientes algo fuera de lo normal,
ncia de la situación. Mia trató de no pensar demasiado en ello, pero er
hija, esta vez con una firmeza renovada. -No importa lo
si realmente lo lograrían. La esperanza era lo único que tenía,
habitación de Mia. Aunque intentaba mantener su actitud optimista, el agotamiento en su rostro e
esión grave. Mary, sentada junto a la cama de su hija, se levantó de inmedia
ión de dar de alta a Mia. No tiene sentido que permanezca aquí si no hay un cor
za, incapaz de acept
il. Ella necesita estar aquí, donde puedan cuidarla. No puedo llevarla
madre, tomando su mano
ró con una sonrisa forzad
ática, llevando sus manos al pecho mientras un gemido de dolor escapaba de sus labios.
su rostro descompu
pidas a las enfermeras que llegaron corriendo. Mientras tanto, Mary observaba con terror cómo col
uplicó Mary entre sollozos,
n minutos, lograron estabilizarla. Harris se giró hacia
bo ser honesto con usted. Su corazón ya no puede soportar mucho más. Si no e
Harris resonaban en su mente como un eco interminable. Mientras tanto
amá... Estoy lista.
marcó varios números en su teléfono, rogando a cualquier persona que pudiera ayudar
llamadas. Sabía que encontrar un corazón compatible era casi imposi
e veía incierto, una cosa era segura: todos los que la am